jueves, 26 de marzo de 2015

Festividad religiosa en Sumampa Viejo

 Introducción
            Este trabajo intenta describir y reflejar los diversos aspectos que ofrece la Festividad Religiosa en Honor a la Virgen de la Consolación que tiene lugar en la Villa de Sumampa Viejo, Dpto. Quebrachos, provincia de Santiago del Estero. Es una de las más antiguas del país –junto con la de Luján, Bs. As.-, manifestando una Fé que se acrecienta año tras año, convocando a miles de devotos de todo el país.
            Obviaremos aspectos geográficos (es una región serrana muy pintoresca), e históricos que se remontan, según Amalia Gramajo de Martínez Moreno,  entre 8.000 y 10.000 años atrás. Por lo tanto, lo resumiremos  remitiéndonos a lo específicamente religioso, que éste año  2009 se celebrará con un componente de singular importancia como es la Coronación Pontificia.

            La fe católica
            No olvidemos que la cruz y la espada signaron la fundación de Santiago del Estero. Con los conquistadores llegaron los primeros evangelizadores que pertenecían a la Orden de los Mercedarios. También los franciscanos, y al respecto Orestes Di Lullo dice que el mismo San Francisco Solano anduvo por Sumampa. Otros evangelizadores fueron de la Orden de los Dominicos y los Jesuitas.
            El Curato de Sumampa es creado en 1621 comprendiendo territorios de Santiago, Córdoba y parte de Santa Fe12.
            Acercándonos a las circunstancias que precedieron a la llegada de la Virgen diremos que una descendiente de Pedro Villalba contrajo matrimonio con un portugués, Antonio Farías de Sáa. La tradición oral y documentos del archivo del santuario de Sumampa Viejo dan cuenta de que Don Farías de Sáa, solicitó a un amigo suyo residente en Pernambuco, una imagen de la Virgen. Éste amigo le envió dos imágenes, las que protagonizarían los milagros más conocidos de todo el país13.
            A orillas del río Luján, en Buenos Aires, quedó una de ellas, la más morenita, a la que se guarda tal devoción que fue declarada Patrona de la República Argentina.
            La otra imagen continuó viaje en carreta hasta Córdoba, desde allí se decidió seguir su traslado a lomo de mula. Al entrar en Sumampa, el tropero descubrió que la mula que transportaba la imagen había desaparecido. La encontró en el casco de la estancia de Don Farías Sáa, su destinatario. Cuenta la tradición que la mula descansaba a la sombra de un gran tala y vanos resultaron los esfuerzos para moverla de allí. Debieron descargar la imagen y seguir a pié para entregarla a su dueño. Pero su destino sería la sombra del tala y allí se decidió edificar el santuario, en el mismo lugar en que se encuentra hoy desde su llegada en 1630.
            En 1692, el cura del santuario de Nuestra Señora de Sumampa, Diego de Corvalán Trejo, declara que Sumampa “no tiene indios,  es curato con 50 estancias y 4 capillas”.
            No obstante, los indios abipones y los mocovíes constituían una amenaza por sus constantes incursiones. Eran el terror de la región del Salado y Sur de Santiago, Oeste y Centro de Santa Fe y Noreste de Córdoba. Sus ataques ocasionaron despoblación y pérdida de ganado.
            La pacificación de los indios llegó de la mano del Cnel. Juan Manuel Fernández, quien estaba al frente de la Comandancia del Dpto. Quebrachos con el encargo de frenar los malones que asolaban las poblaciones aledañas al río Dulce y al Salado. Éste coronel Fernández impulsó la radicación de familias en tierras ganadas al indio, y al mismo tiempo hizo levantar capillas para sostener la fe católica (G. de Martínez Moreno, “Las fronteras interiores”, Cuadernos de Cultura Nº 19)14.

            La capilla
            La capilla, austera, humilde, se encuentra ubicada en el Valle de Sumampa Viejo, la rodean hermosos cerros de mediana altura, un arroyo de aguas cristalinas discurre perezosamente, añosos árboles dan su generosa sombra, el paisaje  realmente hermoso, invita a quedarse en él.
            Mauricio Villarroel, investigador museológico, en artículos publicados en la revista SUMAMPA, Dueño de lo Hermoso, Nov. 2002, en referencia descriptiva, nos dice que la capilla es de estilo colonial, carece de recubrimientos en fachadas e interiores.
            Continúa Villarroel, “El edificio fue construido hacia el año 1659 por los operarios de la gobernación del Tucumán, vecinos, la familia Farías de Sáa e indígenas Abipones con el asesoramiento arquitectónico de los padres de la Compañía de Jesús” 15.
            Los elementos usados en la construcción eran los propios del lugar: piedra, barro, paja, tirantes de quebracho y mobiliario de madera de algarrobo.
            Aporta Villarroel un dato muy interesante: una publicación en  Londres, en el año 1825, dando cuenta de la existencia de ésta capilla, considerándola además ser “una de las mejores que se edificaron bajo la influencia de los jesuitas”16.
            Alrededor de 1770, la Virgen, por donación de los descendientes de Farías de Sáa, es propietaria de las tierras, que tomando el santuario como centro, se extienden una legua a los cuatro vientos. Como presentaba por ese entonces un estado de abandono, se pensó en construir un nuevo templo en el lugar llamado La Lagunilla, pero sólo quedaron del proyecto unas pocas ruinas. El templo fue reconstruido en su lugar original en 1778 y luego en 1808. Por ese entonces la devoción mariana se había extendido considerablemente17.
            Posteriores intentos de construir una Catedral a escasa distancia no pudieron concretarse. Los lugareños y los devotos atribuyen el fracaso de estos intentos a la voluntad de la Virgen de no trasladarse de su santuario, en una demostración más de sus poderes milagrosos.

            La festividad religiosa
            Año tras año los sumampeños empeñan sus mejores esfuerzos para celebrar las fiestas en honor a su Virgen de la Consolación, la madre de Dios, y lo hacen con el legítimo orgullo de ser poseedores de ésta tradición considerada su mejor tesoro.
            Formalmente y siguiendo el ritual religioso comienzan con la novena que convoca a los fieles desde el día 11 hasta el 23 de noviembre, fecha en la que concluyen con la gran procesión en honor a su Patrona.
            A su vez, año tras año acuden al santuario fieles de todos los puntos del país que en visita a la Madre del Consuelo le traen su agradecimiento y sus esperanzas.
            El Valle de Sumampa Viejo comienza a poblarse, cobra vida con la actividad de quienes conforman el aspecto logístico necesario para recibir a miles de promesantes, peregrinos, curiosos, turistas, vendedores ambulantes y también los proveedores de diversión mundana. Se organiza lo concerniente a seguridad, salud, comunicaciones, transporte, hospedaje, mejora de caminos y por supuesto todo lo relacionado con lo religioso, misas, bautismos, comuniones, charlas, encuentros.
            Los días 21, 22 y 23 de Noviembre muestran un constante ir y venir, la renovación de fieles es contínua.
            Colectivos de larga distancia, camiones, automóviles, combis, camionetas, motovehículos, transportan contingentes humanos que llegan a dar gracias a la Virgen. Muchos utilizan los mismos vehículos como improvisados alojamientos. Las incomodidades son superadas o más bien se diría que son un ingrediente más del espíritu que los anima. Aquí y allá se ven grupos compartiendo un mate, un asado. Otros festejando el reencuentro con quienes se conocieron en años anteriores. Están los que por necesidades laborales, de estudio, etc., debieron emigrar y aunque ya no tienen familiares en el pago, vuelven con la nostalgia de recuperar recuerdos de afectos y amistades.
            Las callecitas,  de un enripiado suave natural, son transitadas por una marea humana; unos van, otros vienen, se producen encuentros con conocidos, a veces el saludo es casual puesto que detenerse significa ser arrastrado por el gentío. A su vera,  los puestos de vendedores ambulantes ofrecen a la vista un extraordinario despliegue de artículos variadísimos, tanto de utilidad como también totalmente superfluos; ropa, calzado, joyas, artículos electrónicos, juguetes, herramientas, puestos que ofrecen juegos de azar, etc.
            Resulta interesante observar el comportamiento desde la mirada sociológica de la cuestión del género. Las mujeres sufren una atracción irresistible por lo que ellas llaman “bijou”: aros, anillos, colgantes, pulseras, dijes, cadenitas, collares, ejercen una tentación a la que casi, casi, la mayoría sucumbe. Los varones por su parte no resultan indemnes a la vista de un chivito al asador, al aroma de un choripán, un asado a la parrilla, todo lo cual asocia el acompañamiento de un buen vino o una cerveza bien helada.
            A la vocinglería de los vendedores ambulantes se suma la música que se desparrama por el valle, mezclando ritmos para todos los gustos, en altos decibeles que en apariencia, dadas las circunstancias, no causan molestias a los distendidos transeúntes.
            Hay también, a no dudarlo, un aspecto pagano que se da de manera muy evidente en cualquier manifestación como ésta, donde se convocan multitudes. Sin embargo se concilia perfectamente con el propósito confesado de quienes acuden movidos por su fe religiosa.
            Muy temprano, el día 23 de Noviembre se oficia la primera misa. Peregrinos de distintos puntos del  país, llamados asimismo alumbrantes, se renuevan cada hora por cada oficio religioso hasta el mediodía. Por la tarde, con la presencia de la Jerarquía Eclesiástica y de autoridades provinciales, se celebra la solemne misa que precede a la procesión con que concluye el triduo.
            Las altas temperaturas del verano santiagueño no disminuyen el ánimo ni la fe de los fieles. La concurrencia es numerosa. Se siente fuerte, se está a punto de despedir  a quien se ha venido a visitar. Pero, esa despedida es a la Madre de Dios, la Madre del Consuelo, la Madre de todos. Todos los asistentes allí, en ese momento son hermanos. Quizás al concluir, de regreso a sus hogares ya no sientan tanto, pero ese momento es único, su valor no puede ser medido materialmente, la dimensión espiritual en cambio, acompañará por siempre a quien lo vivió.
            Finalizada la misa, viene el turno de la procesión. Hay que decir que la organización es perfecta, todo está dispuesto para evitar inconvenientes, recordemos que la concurrencia es muy numerosa. La Virgen, una imagen muy hermosa, ricamente vestida, que representa a María con su hijo en brazos, es llevada hacia el anda, en la que será transportada.  Al ser elevada a los hombros de los que la portarán se produce un momento de alto contenido emotivo. Hombres, mujeres y niños de distinta condición reflejan en sus rostros el sentimiento de adoración a ésa imagen que para ellos simboliza al mismísimo Dios en brazos de su madre.
            Un numeroso grupo de jinetes, vestidos orgullosamente con prendas gauchas, haciendo caracolear sus cabalgaduras, enjaezadas con adornos de plata, se ponen al frente de la columna para dar comienzo a la procesión: la preside el obispo, numerosos sacerdotes, monjas, laicos rodeando a la Virgen y tras de ella sus numerosos devotos.
            Es casi la hora del crepúsculo, la columna se pone lentamente en movimiento. El recorrido, por sus características es un componente más del ritual, debido a que unos 600 mts. antes de llegar a la villa se hace angosto y atraviesa  las  serranías a través de una bifurcación –ingreso y egreso-  y entre ambos, elevaciones, ondulaciones y sinuosidades que permiten, según los puntos de su recorrido, tener visión el uno del otro.
            La procesión es lenta, transcurre entre plegarias, invocaciones, vivas a la Virgen, rezo del rosario. Por momentos se hace dificultosa por los accidentes del camino y esto trae momentáneos abandonos del espíritu de recogimiento de los participantes. Habrá quienes completarán el periplo completamente imbuidos del carácter sagrado de la manifestación, pero así también otros se distraerán del mismo y hasta es posible que se entablen casuales conversaciones.
            No obstante, la inminencia del final va creando el ambiente que se vivirá luego. La larga columna, dadas las características ya señaladas del camino, muestra un espectáculo muy interesante; mientras los rezagados ascienden por el camino de egreso, los de la cabecera, en sentido contrario descienden por el camino de ingreso. La observación entre ellos es mutua, y a su vez, desde una tercera posición, observar a ambos, la columna entera subiendo y bajando, proporciona una vista magnífica.
            Ya está llegando la virgen, repican las campanas, el valle multiplica su sonido, los vivas se hacen estentóreos, hay regocijo y júbilo entre los presentes. Y hay lágrimas... de alegría, de agradecimiento.
            Desciende la virgen, va a ingresar a su santuario. Se percibe un silencio profundo y fugaz. Estallan los vivas, se agitan pañuelos levantados al unísono, la despedida quedará en ese gesto, y en los rostros entre sonrientes y nostálgicos, embargados por la emoción de tantos fieles, que en silencio están diciendo... gracias madre de Dios, hasta el año que viene.
            El valle comenzará a despoblarse, el tañido de las campanas y el rumor de miles de voces  quedarán flotando, resonando en las rocosas paredes que lo circundan. Lentamente, como lamentando interrumpir, el silencio vendrá a hacerse dueño por un año del paisaje tan hermoso.
Notas

12.       Ibídem, pág. 33.
13.       Ibídem, pág. 33.
14.       Amalia Gramajo de Martínez Moreno, La frontera interior, Cuaderno de Cultura Nº 19, Año XI, Julio de 1980, pág. 147.
15.       Mauricio Villaroel, Sumampa dueño de lo hermoso, Noviembre 2002, pág. 10.
16.       Ibídem, pág. 11.
17.       Ibídem, pág. 11.

Por Mario Edgardo Coronel
Fuente

Los sorprendentes tesoros turísticos de Sumampa

Sumampa acaba de incrementar notoriamente su inventario de sitios sorprendentes con los cuales planea organizar todo ese patrimonio cultural, histórico, geográfico y arqueológico, todo articulado alrededor del Camino Real como eje, de manera de recuperar todos esos atractivos turísticos y organizarlos en un itinerario completo.

Publicado el 23/03/2015 - A sitios de increíble belleza y de indiscutible importancia cultural y científica, se agregan algunos tan increíbles como sorprendentes: un presunto túnel entre la iglesia jesuítica y el cementerio en Villa Quebrachos (supuestamente, como medio de escape ante eventuales ataques de aborígenes); sitios arqueológicos con indescifrados pictogramas; vestigios de toda una red ferroviaria, de un tren a vapor de trocha angosta de uso minero; antiquísimos cascos de estancias de admirable belleza arquitectónica que le confieren a aquellos sitios en que se hallan enclavadas cierto aire de misterio o que incluso encienden la curiosidad por conocer quién vivió allí o qué historia las rodea, como las estancias La Clemira y la de la hija del Coronel Fernández, legendario caudillo de la zona, que ayudó al Gobierno provincial a mantener a raya a los belicosos aborígenes de esta parte de la provincia.



Sitios de leyenda

Ubicada a 7 kilómetros al sur de la ciudad de Sumampa, se encuentra la estancia La Clemira (de 1986), propiedad del Dr. Felipe Rojas. Representa un fiel testimonio del pasado originario y estanciero, a la vera del Camino Real. Entre las Sierras de Sumampa, este sitio se llamó originariamente Tacanitas, hoy conocido como La Clemira. Como todas las construcciones importantes de la época, fue levantada en una zona alta del terreno, por lo que domina una gran extensión de lugar circundante. Tenía tres edificios principales, para alojar a los viajeros, una pulpería y un sector de caballerizas. Está rodeada por un alto muro, seguramente para repeler los frecuentes ataques de los aborígenes guerreros.



Estancia 

Una estancia hallada en esta zona, es la que le mandara a construir a su hija el coronel Juan Manuel Fernández y que hoy pertenece a una empresa privada en plena serranía sumampeña. Aún no se la puede considerar un sitio turístico, ya que sus actuales propietarios están enfocados en la explotación ganadera exclusivamente, según precisaron, aunque está en la voluntad del municipio contactarse con ellos.

La construcción es delicada, pero de imponente arquitectura y la reconstrucción total que le realizaron le hace justicia. Con reminiscencias clásicas y europeas, sirvió de hogar a la descendiente del caudillo de la zona, pero guardando ciertas características que la ayudaran a preservar a sus moradores en caso de sufrir el avance de tribus enemigas. En este caso, es el techo de la casona el detalle curioso, ya que sería de una profundidad aparentemente inusual su terraza, la que se habría empleado como refugio y para repeler cualquier ataque desde este punto elevado y a buen resguardo.

Otros lugares que se están documentando para formar parte de este circuito son los propios bañados de los ríos Dulce y Utis, los cuales ahora se hallan inundados y repletos de especies acuáticas y aves tanto locales como migratorias. En la localidad de Paso de Oscares perdura una pulpería que don Shisha Medina explota desde hace 21 años, y que anteriormente perteneciera a la familia Ibáñez.

En el caso del túnel entre la Iglesia y el cementerio de Villa Quebrachos, su presencia es evidente, ya que con el simple método de dar fuertes pisotones en el suelo se percibe lo hueco que hay debajo de la superficie. Sólo falta ubicar los extremos de las entradas y salidas. Al menos en el cementerio está ubicado un posible acceso debajo de una tumba en el mausoleo de mayor tamaño, donde se puede ver un pequeño subsuelo, aunque está pendiente su exploración.

Otro sitio poco difundido o conocido casi exclusivamente por los lugareños es la caza del pozo, en el vallecito de Sumampa Viejo. Se supone que un pozo de grandes dimensiones hallado en el lugar fue la base de una vivienda de aborígenes, que se completaba hasta el techo con materiales vegetales de la zona. También están las ruinas de lo que sería el Fuerte de Abipones (1830); las de la casa del Capitán Cosme Porra (1860); y las de la antigua posta de La Lagunilla.

También atrapa la sorprendente historia de la mina de oro que unos hermanos españoles explotaron luego de hallar un mapa confeccionado por los jesuitas y que les brindó el sitio donde supuestamente se podría extraer el metal. Aunque el cerro fue horadado, las cantidades halladas habrían sido ínfimas y la empresa resultó un fracaso.

Además, nunca pierden su encanto tampoco sitios como el cerro de la Cara del Indio, que de un flanco ofrece un perfil como de una persona joven y del otro el de un hombre anciano. El antiguo seminario Yayay Huasi (Casa de Dios, en quichua) es una locación bellísima e ideal para recuperar y atraer turistas.

Marcelo Alfaro
El Liberal

Villa Quebrachos (1878), Santiago del Estero

Capilla de Villa Quebrachos (1890)

Villa Quebrachos esta situada al sur del territorio provincia se accede al mismo sobre la ruta nacional n°9 a la altura de la localidad  El Jume. A unos 10 km de distancia al norte de Ojo de Agua.
Fue fundada por el Coronel Juan Manuel Fernandez en 1878, quien trazo un pueblo con plaza, capilla, escuela, servicio de correo, comisaria, registro civil, juzgado de paz,casas de comercio y cementerio. Fue la cabecera del departamental hasta el año 1.911.
Villa Quebrachos fue en otros tiempos "posta" para los viajeros que transitaban por el antiguo Camino Real.
Con la llegada del Ferrocarril en 1932 y la funda-ción de Estación Sumampa, al igual que otros poblados del departamento, vio paulatinamente migrar a su población.
En estos ultimos años se advierte una actitud de rescate y valoración del pasado, tambien de reconstruccion de la poblacion y revitalizacion de actividades por sus aledaños, ya que se habla de posible explotación de circuitos turísticos y yacimientos de "metales blandos", los que se hallan contenidos en rocas (tierras raras), por el area de Jacimampa.
Se encuentran ademas manifestaciones de arte  rupestres y versiones orales de luces y magnetismo, resonancias, etc segun los pobladores rurales de alli y otros fenomenos celestes y ruta de ovnis.

Ramas cordobesas de los Argañarás y Murguía

por Prudencio Bustos Argañaraz
Miembro del Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Córdoba  



               Diferentes autores se han ocupado de la familia del Fundador de Jujuy, tanto en lo que hace a su ascendencia vascongada, como a las distintas ramas que de él provienen y que se han diseminado a lo largo del territorio argentino. Si bien hubo varios de este linaje que fijaron su vecindad en Córdoba, dos de ellos, hermanos entre sí, han dejado sucesión que se prolonga hasta nuestros días por vía agnaticia.
               A pesar de ser conocida la ascendencia del genearca del linaje, estimamos conveniente reproducirla aquí de manera sucinta, comenzando por tanto con el primero del que se tienen noticias fidedignas, y limitándonos tan sólo a mencionar, para evitar reiteraciones inútiles, la línea directa que conduce al objeto de nuestro estudio.[1]

               I) OCHOA DE ARGAÑARÁS, nacido en la segunda mitad del siglo XV, fue señor de la casa de su apellido, “casa solar y palacio de caballeros hijosdalgo notorios y casa de armería”, sita en la villa de Amézqueta, partido judicial de Tolosa, Guipúzcoa. Súbdito de los Reyes Católicos, luchó bajó su estandarte al frente de sus mesnadas “y se señaló mucho en las batallas que hubo con los franceses y gascones y navarros en Noain y Belate”. Dichos combates fueron librados el 30 de junio de 1521 y el 4 de diciembre de 1512, respectivamente.             Fue casado con MARÍA DE GARICANO, de la casa y palacio de su apellido en Guipúzcoa, en la que tuvo cuanto menos un hijo llamado:

               II) MARTÍN OCHOA DE ARGAÑARÁS, nacido por 1504, heredó de su padre el señorío de la casa y solar de Argañarás y la vocación guerrera. Luchó bajo las órdenes del Emperador don Carlos V, en grado de capitán de infantería, en las luchas religiosas que sostuvo España contra la liga de Esmalkalda, destacándose en la batalla de Mühlberg, librada en las proximidades de la ciudad homónima, sobre la margen occidental del río Elba, el domingo 24 de abril de 1547. Dicho encuentro constituyó una de las más resonantes victorias del ejército católico, comandado por el Emperador y el duque de Alba, que infligió una categórica derrota a los protestantes. Durante su transcurso fue tomado prisionero el duque Juan Federico de Sajonia, comandante de las tropas enemigas, cuya custodia encomendó don Carlos V al capitán Martín Ochoa de Argañarás y a su hijo primogénito, a la sazón alférez. Casó dos veces: la primera con DOÑA MARÍA LÓPEZ DE BERÁSTEGUI, hija de Juan Martínez de Berástegui, señor de la casa solar y palacio de su apellido, y de doña Casilda de Lazcano; nieta de Juan Martínez de Berástegui, asimismo señor de la casa de Berástegui, y de Urraca Vélez de Amézqueta, casados el 25 de febrero de 1500, y bisnieta de un tercer Juan Martínez de Berástegui, señor de la misma casa, y de María Juana de Otein, señora de la casa de Otein, en Guipúzcoa.[2] La segunda vez casó conDOÑA MARÍA DE LURREIZA. De su primer matrimonio vieron la luz al menos dos hijos, uno de los cuales fue:

               III) MARTÍN OCHOA DE ARGAÑARÁS, el mozoal igual que su padre señor de la casa solar y palacio de su apellido, participó con él en la batalla de Mühlberg con el grado de alférez y en la custodia del duque de Sajonia, como acabamos de ver. Tomó parte asimismo en la campaña contra los franceses bajo el mando del general don Luis de Carvajal, destacándose por su valor en la batalla de Gravelinas, librada contra las tropas del mariscal de Thermes, el duque de Guisa y el conde de Egmont, cerca de la ciudad de Calais el 13 de julio de 1558. En 1565 partió a América como capitán de mar y tierra de la armada de don Pedro Menéndez de Avilés y Márquez, adelantado de la Florida y gobernador de la isla de Cuba, llevando “a su cargo y cuenta un tercio de soldados guipuzcoanos y vizcaínos, gente principal y lucida”. En la Florida levantaron el fuerte de San Agustín, actual ciudad del mismo nombre, la más antigua población blanca de los Estados Unidos, y tuvo destacada actuación en la recuperación del fuerte de San Mateo, que había caído en manos de los franceses. Allí murió, a consecuencia de un flechazo recibido en un enfrentamiento con los indios comarcanos, tras haber pasado duras jornadas de hambre, “donde comieron cortezas de árboles y hasta la suela de los zapatos y mucha suma de ratones”. Había casado en 1556 con DOÑA LEONOR DE MURGUÍA, tras haberla raptado. Esta señora, que murió muchos años después que su marido bajo testamento labrado en su casa solariega el 22 de setiembre de 1586, pertenecía a uno de los más nobles e ilustres linajes vascongados, como hija que era de Amadís de Murguía, señor de la casa solar y palacio de su apellido, nacido por 1498 y muerto el 29 de abril de 1540, y de doña Pascuala de Salinas y Albornoz; nieta paterna de Bernardino de Murguía y Londoño, asimismo señor de Murguía y “contino” (sic) de los Reyes Católicos, y de su mujer, doña Ana de Avendaño y Urdayaga (muerta en noviembre de 1546, sobrina de doña Leonor de Urdayaga, heredera de la casa de Urdayaga, casada en 1493 con Nicolás de Guevara, nieto del Conde de Oñate y mayordomo mayor de la reina doña Isabel la Católica), quienes habían casado el 10 de enero de 1496.[3] Martín Ochoa de Argañarás y doña Leonor de Murguía tuvieron un sólo hijo que llegó a edad adulta, a saber:

               IV) DON FRANCISCO DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, nacido en Amézqueta en 1562, fue señor de la casa de su apellido y del palacio casa-fuerte de Murguía, que heredó de su tío materno, don Felipe de Murguía, en 1596. “Hombre mozo, de edad de diecinueve a veinte años, de buen rostro, cariampollar y en el carrillo de la parte izquierda tiene una señal hecha como de fuego, y es de mediana estatura y bien hecho, algo más pequeño que crecido”, según lo describen los testigos de la ejecutoria de nobleza que hizo ante el alcalde de la villa de Tolosa en 1581[4] En 1584 pasó a Indias y entró al Tucumán dos años más tarde, con el gobernador Juan Ramírez de Velasco. Fue allí regidor y maestre de campo y el 19 de abril de 1593 fundó la ciudad de San Salvador de Velasco en el valle de Jujuy –hoy San Salvador de Jujuy– de la que fue teniente de gobernador y justicia mayor. Por 1589 contrajo matrimonio con DOÑA BERNARDINA MEJÍA, hija legítima del maestre de campo Hernán Mejía Mirabal, vecino fundador de Santiago del Estero y Córdoba y su primer alcalde, uno de los más ilustres y señalados conquistadores de nuestro territorio, y de su mujer, doña Isabel de Salazar, la que viuda, casó en segundas nupcias con el general Alonso de Vera y Aragón, apodado Cara de perro, fundador de la ciudad de Concepción del Bermejo. Doña Bernardina fue dotada por sus padres en una cifra superior a los treinta mil pesos, una respetable fortuna para la época. Don Francisco murió bajo testamento fechado en Jujuy el 13 de enero de 1602, dejando, además de sus dos mayorazgos en España y los derechos a un tercero, las encomiendas de Osas, Gaypetes, Tilcaras y Guizpitas, una estancia en el valle de Zapla y una fundición de metales en Cochinoca. De los siete hijos que tuvo seguimos a:

               V) DON FELIPE DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, vecino feudatario de Santiago del Estero y Santa Fe, encomendero de Matará y Mogosnas, alcalde ordinario de ambas ciudades, alférez real de Santa Fe, teniente de gobernador, justicia mayor y regidor propietario de Santiago del Estero. Maestre de campo general, tuvo a su cargo la frontera de San Miguel de Tucumán en 1659, con motivo de la tercera guerra de Calchaquí, debiendo enfrentarse contra “mil quinientos bárbaros valerosos”.[5] Casó con DOÑA PETRONILA DE JEREZ Y GARNICA, hija legítima del capitán Juan de Jerez Calderón, mayordomo del real Hospital de Santiago en 1674 y de doña Lorenza de Garnica, hija a su vez del gobernador Nicolás de Garnica. Seguimos a uno de sus hijos:

               VI) DON MARTÍN DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, capitán, sargento mayor y maestre de campo, vecino de Santiago del Estero y Córdoba, dueño de las estancias del Remanso, en Santiago y La Herradura, en el Río Chico, jurisdicción de San Miguel de Tucumán. Testó en Salta, siendo ya viudo, el 8 de octubre de 1721.[6] Había casado en Córdoba el 24 de agosto de 1684 con DOÑA JULIANA DE CARRANZA Y LUNA[7], cordobesa, nacida en 1665 y oleada el 20 de julio de 1667[8], hija legítima del capitán don Pedro de Carranza y Cabrera, encomendero de Soconchillo y Calchaquíes y de doña Agustina de Luna y Cárdenas; nieta paterna de don Sebastián de Carranza y doña Petronila de la Cerda Villarroel y nieta materna del comisario don Gregorio de Luna y Cárdenas y doña Juliana de Albornoz y Pedraza, todos de ascendencias conocidas.[9] Doña Juliana recibió en dote 6.500 pesos, mientras que el novio incorporó un capital de 20.000.[10] El mayor de los hijos de dicho matrimonio fue:

               VII) DON PEDRO DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, nacido en la ciudad de Córdoba, en cuya iglesia matriz hoy Catedral fue bautizado con los nombres de Pedro Luis el 7 de junio de 1685.[11] Vecino de San Miguel de Tucumán, fue dueño de las estancias de la Herradura y Quisca y de una chacra en Palpalá. Capitán y sargento mayor de milicias, se desempeñó como procurador general en 1732 y alcalde de la Santa Hermandad en 1740 y 1741.[12] Testó en Tucumán el 4 de mayo de 1737, con motivo de hallarse enfermo, pero no murió sino muchos años después.[13] Casó dos veces: primero con la tucumana DOÑA MARGARITA DE ABREU Y FIGUEROA, dotada al efecto con 1.000 pesos y sepultada en La Merced el 7 de octubre de 1744,[14] hija legítima del maestre de campo don Francisco de Abreu y Figueroa el mozo, encomendero de Amaicha, juez de menores, procurador general, alcalde de primer voto y teniente de gobernador de San Miguel de Tucumán, y de doña Margarita de Aragón. Sus abuelos paternos eran el capitán don Francisco de Abreu y Figueroa, primer encomendero de Amaicha, y doña Lorenza Díaz Caballero, y los maternos el sargento mayor Francisco de Aragón y doña Catalina de Medina y Pastene.[15] No hemos podido averiguar el nombre de su segunda mujer, con la que tuvo una hija.[16] Del primer matrimonio nacieron diez hijos, dos de los cuales fueron:

1) Don Pedro de Argañarás y Murguía, que inicia la rama primera y
               2) Don Ignacio de Argañarás y Murguía, que da comienzo a la rama segunda.

*          *          *

RAMA PRIMERA

               I) DON PEDRO DE ARGAÑARÁS Y MURGUÍA, el mozo, nació en San Miguel de Tucumán entre los años 1718 y 1719. Fue alumno de la Universidad de Córdoba, habiendo ingresado al primer curso de Filosofía el 24 de marzo de 1744. Rindió el último examen para obtener el grado de licenciado en Artes el 28 de setiembre de 1746 y la última prueba del tercer curso de Filosofía el 21 de marzo de 1747. Ello no obstante, en ninguno de los documentos consultados su nombre va precedido de grado académico alguno, sino tan solo de los militares de capitán y sargento mayor.[17]
               El 19 de agosto de 1747 lo hallamos nuevamente en Tucumán, presentando ante el cabildo su título de regidor XXIV en arrendamiento de vara, junto con un despacho del gobernador Espinosa de los Monteros en el que ordena al cuerpo tomarle juramento “luego al punto”, lo que se verifica seis días más tarde.
               El 1º de enero de 1748 es elegido por mayoría de votos alcalde de la Santa Hermandad de su ciudad natal, cargo que asume recién el 2 de marzo siguiente a causa de un conflicto suscitado en torno a las elecciones, cuya solución se somete a la decisión del gobernador.
               Poco después, por orden de los jueces oficiales de la real Aduana de Puerto Seco, se declaran vacantes todos los oficios otorgados en arrendamiento que no se hubiesen rematado ante ese tribunal y se ordena realizar nuevos pregones. El auto conteniendo dicha orden es presentado ante el cabildo tucumano el 30 de setiembre de 1748 por el teniente tesorero don Francisco Javier de Cabrera y notificado dos días después a los afectados, entre los que se encuentra don Pedro, quien firma bajo protesta y solicita copia autenticada para reclamar sus derechos. El 24 de diciembre siguiente vuelve a asistir a una reunión capitular investido de su cargo de regidor, y el postrer día del año, el cabildo deja constancia de haber perdido efecto la resolución de los jueces por decisión del gobernador.[18]
               Aparece por última vez en el ayuntamiento tucumano en la sesión del 9 de abril de 1749. El 14 de junio de dicho año lo hallamos nuevamente en Córdoba aunque aclarando su condición de vecino y regidor XXIV de San Miguel de Tucumán, ocasión en que vendió a Miguel José de Argüello, residente en el partido del Río Seco, un esclavo negro que compró a doña Gabriela de Argañarás, viuda de don Francisco Viera, al precio de 317 pesos.[19]
               Por aquel entonces debió de radicarse definitivamente en Córdoba, en donde declara estar viviendo el 18 de mayo de 1750 y estar ya casado.[20] El 10 de julio de ese mismo años recibió, junto con don Manuel de Castro, poder general de veinticuatro mercaderes, para que en sus nombres comparezcan ante “cualesquiera justicia y jueces de su Majestad, y ante ellos pidan la expulsión de todos los extranjeros que residen en esta dicha ciudad y su jurisdicción que tratan y comercian, y todo lo demás que fuere en pro y útil del comercio de esta dicha ciudad, por los privilegios que deben gozar los naturales de este reino”.[21]
               Tres años más tarde lo encontramos sosteniendo un pleito con el maestre de campo don Enrique de Olmedo y Bustos por el remate de una vara de regidor perpetuo. Don Pedro llegó a ofrecer por ella 975 pesos, pero el 7 de agosto de 1756, ante la orden de comparecer ambos contendientes ante los oficiales reales de la villa imperial de Potosí, decide desistir de su oferta, confesando que el cargo no le interesa, y que lo disputó porque fue inducido a ello.[22]
               En 1753 viajó al puerto de Buenos Aires, en donde compareció el 29 de octubre de dicho año ante el escribano Francisco de Merlo, para firmar una obligación por 4.164 pesos con cinco reales y medio a favor del comerciante local don Manuel de Escalada. Al día siguiente firmó otra a favor del mismo por 1.163 pesos, de mancomún con su cuñado, don Juan Jacinto de Figueroa.[23]
               Hombre de temperamento fogoso, tomó parte activa en las luchas que por entonces dividían a la ciudad en dos bandos, militando en el que conducía su amigo y tío político don Félix de Cabrera, maestre de campo de la plaza y por lo tanto jefe de las milicias cordobesas.
               El 10 de febrero de 1754 protagonizó un tumultuoso incidente al resistir la detención de un negro esclavo de don Félix de nombre Sebastián, acusado de portar cuchillo. En la ocasión el propio don Félix apedreó al policía José González, mientras que Argañarás lo amenazó con una escopeta.
               Como consecuencia de ello fue detenido y recluido en el cabildo, con motivo de lo cual don Félix de Cabrera armó tal escándalo, que cuatro días más tarde el alcalde don Juan Antonio de la Bárcena resolvió dejarlo en libertad “atendiendo a la oposición de dicho tribunal (de la Santa Cruzada) y a la resistencia que pueda haber por el dicho maestre de campo, como es público y notorio y haber ayer, que se cuentan trece del corriente, a la una de la noche citado a la compañía del número de infantería y a la de caballería y en su prosecución, a las cuatro o cuatro y media de la mañana hecho tocar las cajas de guerra y a su voz y nueva citación particular concurrido la de forasteros y gente libre y manteniendo hasta el presente con dicha custodia y guardia y por no poner la ciudad en bandos y por evitar mayores inconvenientes que según el hecho de dicho maestre de campo amenazan y a esto haber concurrido el respeto y celo católico del Ilustrísimo señor doctor don Pedro Miguel de Argandoña, dignísimo obispo de esta diócesis, interponiendo el que debe tener su superior empeño para que se evitase mayores escándalos e inconvenientes y para ello solicitado con ahínco por su Ilustrísima se suspendiese dicha ejecución y acordádose que de lo acaecido se diese cuenta al señor gobernador de esta provincia. Por todo el portero del cabildo, Antonio Gómez, dará la soltura prevenida al contenido don Pedro de Argañarás”.
               El 25 de marzo siguiente, el teniente de Rey don Manuel de Esteban y León aprueba lo actuado y el 17 de abril, el gobernador Martínez de Tineo dicta un auto desde Salta ordenando a los alcaldes suspender las actuaciones y abstenerse de molestar a Cabrera y Argañarás. Este último ocupaba a la sazón el cargo de colector del tribunal de la Santa Cruzada.[24]
               De nuevo se hallaba preso para el 7 de febrero de 1757, por una causa que le promovieron los dos alcaldes ordinarios. En esa ocasión fue liberado al constituirse don Juan Bautista de Irusta como su fiador y “alguacil carcelero”, comprometiéndose a devolverlo a la prisión cuando le fuere exigido.[25]
               El 10 de abril de 1757, junto con su cuñado don Juan Jacinto de Figueroa, acordaron con el obispo el arrendamiento de la estancia de Sinsacate, del monasterio de Santa Catalina, por el término de cuatro años, pagando los tres primeros el rédito de un censo que pesaba sobre ella, y el último año, cien pesos, que recibirían por mitades la madre sor Josefa y la madre sor María Catalina de San Ignacio.[26] Un mes después, el 7 de setiembre de dicho año, firmó junto con su mujer una obligación a favor de don Juan Jacinto por valor de 750 pesos, bajo garantía hipotecaria sobre su casa.[27] A la muerte de don Pedro pastaban en Sinsacate más de 1.250 cabezas de ganado.
               Ostentaba el grado de sargento mayor de milicias y se desempeñaba como capitán de la primera compañía del número para el 6 de noviembre de 1758, fecha en que canceló varias deudas contraídas con don Manuel de Escalada, por un total de 9.655 pesos con 3 reales, restando 1.000 pesos que se comprometió a pagar en seis meses. El acreedor le condonó los intereses, que superaban los 700 pesos, “bajo de amistad y buena obra, de cuyo conocimiento soy sabidor”, pero en caso de no cumplir en término, se comprometía a abonar 1.700 pesos.[28]
               Su casa en la traza urbana, servida por cinco esclavos y tasada en más de 4.000 pesos, se situaba sobre la actual calle San Jerónimo entre las de Buenos Aires e Ituzaingó. Medía veinticinco varas (veintiún metros) de frente por sesenta (cincuenta metros) de fondo y tenía el frente “cercado de rafa de cal y piedra a la parte del sur, su puerta de calle en medio con cerradura y postillo, su puerta de cal y ladrillo con sus tapices, con sus veletas de fierro, con sus dos tiendas a los lados de dicha puerta de calle y la una tiene su corralito y ambas dos enladrilladas con baldosas, de doce varas de largo y cinco de ancho, cada tienda con su trastienda, etc., etc.”. Continúa el informe describiendo la sala, el aposento, los cuartos, el patio, la despensa, el horno, el pozo de balde, la huerta con sus frutales y otras dependencias.[29]
               El solar en el que se levantaba había sido comprado por su mujer el 15 de abril de 1747, siendo ya viuda de su primer marido y antes de su casamiento con él, a don Fernando de Carranza y Luna y su mujer, doña Francisca de Labayén, en 250 pesos.[30] El 1° de abril de 1750, ambos la ofrecieron en garantía hipotecaria por un censo de 472 pesos, de los bienes de los hijos menores de Pedro Sarmiento y Juana Gutiérrez, dando además por fiador al capitán don Félix de Cabrera.[31] El 20 de agosto de 1760 la volvió a ofrecer don Pedro en garantía, esta vez por un préstamo de 750 pesos que tomó del Hospital de Santa Olalla.[32]
               Murió don Pedro en 1762, joven aún, dejando bienes por valor de 6.725 pesos. Su mujer, DOÑA CATALINA DE FIGUEROA Y CABRERA, viuda en primeras nupcias de don Juan José de Villafañe y Guzmán[33], había sido dotada para su segundo matrimonio con 2.055 pesos con seis reales, que incluían una casa, alhajas, vestidos, ropa de cama y dos esclavas. Era hija legítima del maestre de campo don Francisco de Figueroa y Mendoza, regidor XXIV en Córdoba y doña Bartolina de Cabrera; nieta paterna del capitán de caballos corazas don Juan de Figueroa y Mendoza, vecino feudatario y alcalde de Santiago del Estero y de doña Ana Suárez de Cabrera y Ramírez de Velasco, cordobesa[34], y nieta materna del capitán don Félix de Cabrera y Zúñiga y de doña Dionisia Celis de Burgos Oscáriz Beaumont y Navarra.[35]
               Doña Catalina de Figueroa y Cabrera sobrevivió varios años a su segundo marido. Fue sepultada en la iglesia de Santo Domingo el 18 de julio de 1779, dejando los siguientes hijos de dicho matrimonio:

               1) Don Juan Antonio de Argañarás, cuya línea prosigue en II.
               2) Doña María Francisca de Argañarás, nacida en marzo de 1752, recibió óleo y crisma el 16 de mayo siguiente, siendo sus padrinos el maestre de campo don José Moyano Oscáriz y doña Catalina de Castro. Murió siendo niña y fue enterrada en la Catedral el 4 de julio de 1756.[36]
               3) Don Francisco de Argañarás, nacido por 1753 y muerto ya para 1799. Casó en 1781 con doña Josefa Fierro, viuda de don Juan Miguel de Ceballos Almonacid e hija legítima de don Joaquín Fierro y Reinoso y doña Sabina Calderón.[37] Fueron sus hijos:
                   A) Doña Justa Argañarás, muerta el 23 de noviembre de 1826 y sepultada al día siguiente en Santo Domingo,[38] casó el 8 de octubre de 1799 con don Pedro Ignacio Hurtado de Mendoza,[39] hijo legítimo de don Cristóbal Hurtado de Mendoza y doña Bernarda de Ceballos y Losa Bravo (c.s.).
                   B) Don José María Argañarás, que casó en 1808 con doña María Pascuala Molina, hija legítima de don José de Molina y doña María Mercedes Guevara. Padres de:
                 a) Don Tomás María Argañarás, nacido en 1809, casó en 1832 con doña Dorotea Echevarría.
                 b) Don Vicente Argañarás, casado con doña Melchora Córdoba, padres de:
                      a´) Don Carlos Argañarás, que se radicó en Chile, y
                      b´) Doña Carmen Argañarás.
                   C) Doña Josefa Argañarás, nacida por 1798, casó en Río Cuarto en 1808 con don Santiago de Irusta, hijo legítimo de don José Domingo de Irusta y Montiel y doña Josefa Guevara y Sosa.
               4) Doña Josefa Hipólita de Argañarás, ungida de un mes el 19 de setiembre de 1754, bajo el padrinazgo del capitán don José de Bustos y doña Josefa de Cabrera. Casó el 16 de agosto de 1777 con don José Ignacio Lascano, hijo legítimo del capitán don Andrés Antonio de Lascano e Inza, natural de Oñate, Guipúzcoa, y de doña María Antonia de Usandivaras de la Sierra. Doña Josefa murió, siendo ya viuda, el 28 de noviembre de 1812 como a las cinco de la mañana, siendo enterrada ese mismo día en Santo Domingo. Con sucesión en Chile.[40]
               5) Don Diego Martín de Argañarás, nacido el 12 de noviembre de 1757, llevado a la pila bautismal el 19 de noviembre de ese año por don José de Legina y doña Jacinta de Cabrera y fallecido ya para 1813. Contrajo matrimonio con doña Agustina Quintero, dejando por hijos a[41]:
                   A) Doña Leonarda Argañarás, que casó el 12 de diciembre de 1809 con don Mariano Serapio Heredia, natural de Salta, hijo legítimo de don Bernardo Heredia y doña María Inés Leal.
                   B) Doña Gabriela Argañarás, mujer que casó en 1819 con el mayor don Marcelino Soto.
                   C) Don Justo Pastor Argañarás, nacido en 1796.
                   D) Don José de los Santos Argañarás, nacido el 29 de octubre de 1790 y bautizado el 2 de noviembre siguiente.
                   E) Don Escolástico Argañarás, nacido por 1802.
               6) Doña Tomasa (o Tomasina) de Argañarás, bautizada de cuatro días el 23 de diciembre de 1760, teniendo por padrinos a don Prudencio de Palacios y doña María Teresa de León. Testó en Córdoba el 24 de mayo de 1783, declarando haber tenido un solo hijo, muerto en la niñez, de su matrimonio con don Mariano de Roa, nacido en España por 1769. Otorgó codicilo el 2 de agosto de 1783 y dejó de herederos a sus hermanos y a don Juan Antonio lo nombró albacea y le legó además una esclava llamada Ingracia, con cargo de pagar su funeral, “con prevención de que no ha de ser éste pomposo sino humilde”.[42]

               II) DON JUAN ANTONIO DE ARGAÑARÁS Y FIGUEROA, recibió óleo y crisma en la Catedral el 12 de enero de 1751, siendo padrinos sus tíos, don Juan Jacinto de Figueroa y doña María Isabel de Ceballos y testigos el maestre de campo don Félix de Cabrera, tío abuelo del niño y don Domingo de Bustos.[43]
               En 1776, contando apenas veintiséis años, actuó ante la justicia como apoderado de don José Ignacio de Ceballos, en un pleito que éste sostuvo con el monasterio de las carmelitas por derechos a la estancia del Totoral grande. Sus escritos eran ológrafos y revelan una excelente redacción y un notable conocimiento jurídico.[44]
               En el censo de 1778 aparece viviendo con su madre, su mujer y sus dos primeros hijos, más trece agregados, doce esclavos y tres sirvientes libres en la calle del Matadero. En el de 1813 figura en el cuartel número ocho con su familia y trece esclavos.[45]
               Habían muerto ya sus padres el 8 de agosto de 1782, fecha en que redimió un censo que habían impuesto sobre su casa, a favor del hospital de Santa Olaya –que para entonces había sido reemplazado ya por el San Roque– por valor 750 pesos. Pagó en la ocasión 400 y quedó debiendo los 350 restantes, que dijo usaría para reparar la vivienda, que se hallaba arruinada.[46]
               El 29 de junio de 1787 remató en pública almoneda los diezmos de la parroquia y partido del Río Seco por dos años, al precio de 300 pesos en plata sellada de a ocho reales por año, siendo su fiador don Gregorio Salvador Moyano y Cabrera[47] Fue elegido por el Cabildo alcalde de aguas en 1810, 1811, 1817 y 1818, desplegando una intensa acción en defensa del mejoramiento de las obras de la Cañada y la contra acequia, con recursos de su propio peculio.
               Poseía varias propiedades en la traza urbana, como por ejemplo un solar en la esquina sudoeste de la entonces calle Ancha de Santo Domingo (hoy avenida Vélez Sársfield) y la actual calle Caseros, que compró a José Moyano Ribarola y vendió el 27 de junio de 1785 a don Juan López Cobo al precio de 400 pesos[48], y un sitio baldío que vendió a don Victorio Freytes a 84 pesos y 8 reales, por lo que pagó en concepto de alcabala 13 reales y medio el 27 de marzo de 1800.[49]
               Hacia fines del siglo XVIII se trasladó al real asiento de minas de La Carolina, en jurisdicción de San Luis, en donde residía para el 5 de octubre de 1793, ocasión en que don Ventura Melgarejo le dio poder para recibir de don Domingo Pereyra y Ahumada una serie de efectos de su pertenencia vinculados a la explotación minera. Ya parece no haber estado allí para el 10 de enero de 1799, pero sí su hijo primogénito don José Manuel, que aparece entre los vecinos que solicitan al virrey la declaración de villa.[50]
               Debió de heredar el genio impetuoso de su padre, a juzgar por la actitud que adoptó el 30 de enero de 1801, con motivo de haber tomado para su quinta el agua del tajamar, en un día en que le correspondía a don Benito Álvarez. Llamado por éste acudió el alcalde de aguas, don Pedro Rodríguez Miguel, quien ordenó a Argañarás cerrar su conducto. Ante su negativa, ordenó hacerlo a un empleado, pero don Juan Antonio le replicó que duraría “tanto como unos paños calientes”, a lo que respondió el alcalde que lo multaba en 25 pesos. Ni bien se alejó, aquel hizo volver a abrir la llave, ante lo cual Rodríguez lo tomó de un brazo, intentando arrestarlo. Argañarás le quitó las manos de un tirón y “con un desentono y acaloramiento irregular”, según un testigo, le negó autoridad, afirmando que sólo iría preso si un juez competente se lo ordenaba. Al alejarse nuevamente Rodríguez, comentó en voz alta: “No digo yo que cualesquiera pelagatos no ha de querer venir a mandar”. Rodríguez reaccionó diciéndole que no hablara a sus espaldas y don Juan Antonio le respondió que sólo sabía hablar cara a cara y que no se metiera a determinar sobre el agua, sino sobre la pollera de su mujer.
               Una vez calmado, debió de advertir Argañarás el desacato en que había incurrido, pues el 6 de febrero se constituyó espontáneamente preso y presentó ante el alcalde de segundo voto, don Antonio Benito Fragueiro, un escrito ológrafo excusándose por haberse “precipitado en palabras descompasadas, desatentas y de ninguna sumisión y respeto al empleo que ejerce”. En definitiva fue relevado de la multa y se le dieron por compurgadas las faltas, condenándoselo a pagar 14 pesos con 3 reales de costas. En la ocasión actuó como escribano don Francisco Malbrán y Muñoz, quien más tarde sería su consuegro.[51]
               Consta que en el año 1806 tenía arrendado un molino, en donde el 19 de junio de ese año se produjo un incidente en el que el negro Domingo, esclavo, mató al pardo libre Miguel de León con herida de arma blanca.[52]
               El 29 de mayo de 1812, ante una propuesta del ingeniero voluntario don Manuel López de construir un reparo de calicanto para proteger los corrales de las avenidas del río, el cabildo dispuso consultar a “los ciudadanos instruidos en la materia”, don José Fernández Obregón y don Juan Antonio Argañarás. A sugerencia suya fue designado el 21 de abril de 1815 don Mariano Escalante para que “cele y cuide de los desórdenes en que está el agua”, a causa del “sumo abandono en que se halla el tajamar y acequia del agua, por no haber quien cuide de ella”.
               Participó asimismo en el cabildo abierto realizado el 17 de agosto de 1810 para elegir diputado ante la Junta Grande, dando su voto en favor del deán Funes y el 21 de enero de 1817 integró una lista de cabildantes electos, sin especificarse el cargo.[53]
               Seguramente por asuntos de negocios, viajaba con frecuencia a Salta, ciudad en la que contrajo matrimonio el 11 de febrero de 1773 con DOÑA MARÍA MERCEDES PALAVECINO, bautizada allí el 5 de febrero de 1754, hija legítima de don Miguel Palavecino, tucumano que dio poder para testar en Salta el 3 de diciembre de 1774 y de doña Simona Sánchez de Loria, también llamada doña Simona de la Cámara.[54]
               Doña María Mercedes recibió a cuenta de su dote 600 pesos en plata, alhajas, plata labrada y un esclavo, mientras que el novio introdujo al matrimonio un criado, 200 pesos en plata, un par de zarcillos de oro y muebles de uso. Era nieta paterna del capitán Sebastián Bautista Palavecino y Núñez de Pastrana, que dio poder para testar en San Miguel de Tucumán el 18 de mayo de 1724 y de doña Isabel Leal de Medina y García de Valdés. [55]
               Don Juan Antonio Argañarás que suprimió primero el apellido Murguía y después el uso de la preposición dio poder para testar en Córdoba el 3 de octubre de 1824 a favor de su hijo don José Manuel (el segundo del nombre). Falleció diez días después, siendo enterrado en Santo Domingo el 14 de octubre. Su hijo nombrado redactó el testamento el 30 de abril de 1825, desprendiéndose de su texto que su fortuna había menguado sensiblemente en los últimos años, no obstante lo cual dejó importantes bienes, entre los que se contaba una valiosa casa quinta situada al oeste de la ciudad, frente al paseo Sobre Monte.[56]
               Fueron hijos habidos en su matrimonio:

               1) Don José Manuel Argañarás, nacido en 1775, estudiante de Filosofía de la Universidad en 1791, vecino del Real Asiento de las minas de La Carolina, San Luis, en 1799 y muerto antes que su padre. Casó con doña María Ignacia Sosa, hija legítima de don Miguel Jerónimo de Sosa y Fernández, constructor y patrono de la capilla del Señor de la Agonía en Río de los Sauces, y de doña Melchora Josefa Zarco y Pizarro.[57] Hija suya fue al menos:
                   A) Doña María de los Ángeles Argañarás, que casó en Río de los Sauces el 2 de agosto de 1828 con don Manuel Ferreyra, hijo legítimo de don Bautista Ferreyra y doña Dorotea Sosa (c.s.).[58].
               2) Doña Isabel Argañarás, nacida en Córdoba el 7 de julio de 1778 y bautizada tres días después, siendo madrina doña Leocadia de Ceballos. Vivía aún y era soltera en 1813.[59]
               3) Doña María Serapia Argañarás, nacida el 16 y bautizada el 18 de noviembre de 1782. Casó el 26 de octubre de 1803 con el doctor don Jerónimo Ameller, médico, natural de Sorriá de Gerona, teniente del Tribunal del Protomedicato en Córdoba, donde testó el 17 de mayo de 1834, hijo legítimo de don Onofre Ameller y doña Rosa Ton y Domenech. Doña Serapia, viuda ya, lo hizo el 31 de octubre de 1835, declarando no tener hijos y dejando heredero a su hermano don José Manuel.[60]
               4) Don Bernabé Argañarás, muerto en edad pupilar y sepultado el 18 de junio de 1785.
               5) Don Bernardino Argañarás, bautizado de un día el 21 de mayo de 1786, con doña Bartolina de Ceballos como madrina. También debió de morir en la infancia, pues su nombre no vuelve a aparecer.
               6) Don Andrés Avelino Argañarás, nacido el 30 de octubre y bautizado el 2 de noviembre de 1788, teniendo como padrinos a don Javier Medina y doña Bartolina de Ceballos. Casó el 24 de diciembre de 1827, con velaciones matrimoniales el 25 de noviembre de 1834, con doña Catalina de Ceballos, hija legítima de don Mariano Ceballos y doña María Ángela Gaete, en la que tuvo varios hijos, a saber[61]:
                   A) Don Epímaco Argañarás, nacido y bautizado en Córdoba el 12 de diciembre de 1828, testó en El Sauce, Cruz del Eje, el 12 de febrero de 1898.
                   B) Doña Eulogia Argañarás.
                   C) Don Moisés Argañarás.
               7) Doña María Josefa Argañarás, que nació por 1786 y fue sepultada en Santo Domingo el 26 de mayo de 1820, soltera.
               8) Don José Manuel Argañarás, que continúa la línea en III.
               9) Don José Ramón Argañarás, nacido el 19 de agosto de 1791 y ungido el 12 de setiembre siguiente, bajo el padrinazgo de don Joaquín Pérez y de doña Bartolina de Ceballos, fue colegial del Seminario de Nuestra Señora de Loreto y alumno de la Universidad de Córdoba, en la que se graduó maestro en Artes en 1811. Soltero, testó el 24 de setiembre de 1846 y murió en casa de su hermano gemelo don José Manuel, a quien designó su heredero, como enseguida se verá.[62]
            10) Don Domingo de las Nieves Argañarás, nacido por 1798, casó el 17 de junio de 1836 con doña Micaela Malbrán y Muñoz, hermana de su cuñada doña Josefa (v. infra) en la que tuvo un hijo[63]:
                   A) Don José Francisco Argañarás, nacido el 6 de marzo de 1837 y bautizado al día siguiente.

               III) DON JOSÉ MANUEL ARGAÑARÁS Y PALAVECINO, que era mellizo de don José Ramón, aunque nacido dos días antes que él, es decir, el 17 de agosto de 1791. Bautizado de necesidad por el presbítero don Alejandro Ramis, recibió óleo y crisma el 12 de setiembre de ese mismo año junto con su gemelo, teniendo ambos por padrinos a don Joaquín Pérez y doña Bartolina de Ceballos.[64] En el año 1807 era colegial del Seminario conciliar de Nuestra Señora de Loreto y poco después inició estudios superiores en la Real Universidad de San Carlos, en donde obtuvo el grado de maestro en Artes (Filosofía) el 15 de diciembre de 1811.[65]
               Participó en el cabildo abierto realizado el 29 de marzo de 1815 para elegir gobernador, dando su voto en favor del coronel don José Javier Díaz. También asistió al del 22 de agosto de 1816, citado por don Juan Pablo Bulnes para decidir el auxilio a la provincia de Santa Fe, invadida por el coronel don Eustaquio Díaz Vélez.[66]
               Vimos ya que fue apoderado por su padre para redactar su testamento, lo que hizo el 30 de abril de 1825.[67] El 7 de julio de ese mismo año compró a don Melchor Prado una casa sobre la actual calle Rivadavia, frente a la plazuela de La Merced, al precio de 420 pesos.[68] El 25 de febrero de 1829 efectuó un trueque con su cuñado, el doctor don Manuel Malbrán, a quien entregó dicha casa a cambio de otra ubicada a tres cuadres y media de la plaza mayor, sobre la calle de los Fragueiro, más 800 pesos en efectivo. El 10 de mayo siguiente entregó esta última más 200 pesos al monasterio de Santa Catalina para saldar una deuda de 1.000 pesos que había dejado su padre.
               También dijimos que su hermana doña Serapia lo dejó heredero de sus bienes al testar en 1835 y que su mellizo don José Ramón hizo lo propio, declarando que don José Manuel “no solo lo cuida en su casa estando con larga enfermedad, asistiéndole con toda su familia, sino que le ha pagado deudas que tenía por valor de 2.224 pesos”.[69]
               No escapó a la impronta familiar del carácter impulsivo, que puso de manifiesto el martes 13 de junio de 1826, como a la una de la tarde, al increpar al subteniente don Casimiro Ferreyra en la esquina de la pulpería de don Manuel Córdoba, por haber llevado detenido a un sirviente suyo. “¿Con cuya orden has mandado hacer preso al cívico Manuel Sosa, de mi casa?”, le preguntó, respondiendo aquel: “Con la mía”. “¿Y que jurisdicción tienes vos para atropellar mi casa?”, ante lo cual Ferreyra le preguntó si Sosa era acaso su esclavo. Siguió un cruce de palabras, al que puso fin don Manuel diciendo: “Ahora lo verás esta tarde, mulato, que te he de hacer bajar el copete y te he de hacer meter en un calabozo”.
               En un escrito ológrafo se querelló contra Ferreyra, acusándolo de haberlo “públicamente y en medio de la calle insultado, infamado y amenazado con una espada (…) sin que yo le haya hecho ademán alguno ofensivo”. Sin embargo, dejó vencer el término para alegar, por lo que el gobernador Bustos rechazó la querella y lo condenó en costas.[70]
               En el censo de 1840 aparece viviendo con su familia y diez personas de servicio en la calle Bolivia 145.[71] Durante el gobierno de don Manuel LópezQuebracho sufrió persecuciones políticas, debido probablemente a la estrecha amistad que mantenía con su cuñado, el ya nombrado doctor Malbrán, sindicado –al igual que todo buen federal– como “salvaje unitario”. Por esa y otras circunstancias padeció serios problemas económicos que lo obligaron a presentarse en 1848 a concurso civil de acreedores. Ese año, al demandarlo su hermano don Andrés por la herencia de doña Serapia, rehusó defenderse “por hallarse todos sus bienes embargados a pedimento del concurso de los acreedores por el tribunal consular”.[72]
               El 10 de abril siguiente pidió un defensor de oficio a causa de su notoria pobreza, “en virtud del total quebranto que he sufrido en mis negocios”, según sus propias palabras. Sus bienes fueron rematados y su finca, de gran valor, fue adquirida por don Félix de la Peña al precio de 3.840 pesos.[73] Debido seguramente a esta razón se trasladó a vivir a San Francisco del Chañar en donde consta que ya estaba radicado en 1851 y era miembro de la junta electoral. En 1858 era secretario de la Municipalidad de Río Seco, cuya cabecera era por entonces dicha localidad.
               Se había casado en la iglesia de Santo Domingo el 22 de enero de 1827 con DOÑA JOSEFA MALBRÁN, nacida en esta ciudad por 1803, hija legítima del escribano don Francisco del Rosario Malbrán y Muñoz, nacido en Santiago de Chile y muerto en el Uruguay, hombre de vasta cultura y destacada actuación pública, y de doña Francisca Javiera Zamora y Videla.[74] Era nieta paterna de don Francisco Malbrán y Espinosa y doña Antonia Muñoz y Ortega, casados en Santiago de Chile el 7 de octubre de 1747, “personas de distinguida calidad y notoria nobleza”, según se expresa en la probanza de méritos de su hijo. Sus abuelos maternos eran don Esteban de Zamora, porteño y doña Francisca Videla del Pino, hermana del doctor don Nicolás Videla del Pino, deán de la Catedral de Córdoba, obispo del Paraguay y primer obispo de Salta.
               Don José Manuel Argañarás firmó recibo de los bienes dotales de su mujer el 9 de noviembre de 1839. De su unión nacieron los siguientes hijos:

               1) Don Pedro José Claudiano Argañarás, nació el 5 de diciembre de 1827 y fue bautizado al día siguiente en la Catedral con el padrinazgo de sus abuelos maternos. Se afincó en el departamento Sobre Monte donde fue jefe político y poseyó las estancias de Máscara y Puesto Nuevo. Fue casado con doña Antonia César y García Isasa y murió de edad avanzada.[75]
               2) Doña Juana María Rosario Argañarás, que nació el 24 de junio de 1829 y fue bautizada al día siguiente, siendo padrinos don Bruno Malbrán y Muñoz y su mujer, doña Jenuaria Arias de Cabrera. Murió niña y fue sepultada en Santo Domingo el 3 de diciembre de 1831.[76]
               3) Don Rafael Jerónimo Argañarás, bautizado el 1º de febrero de 1831 de un día, teniendo por padrinos a sus tíos, el doctor don Jerónimo Ameller y doña Serapia Argañarás. Debió de morir también de corta edad.[77]
               4) Don Severo José Argañarás, nacido el 31 de octubre de 1832, bautizado de necesidad por fray Roque Mallea O.P. y oleado el 20 de noviembre de dicho año.[78]
               5) Doña Reginalda Luisa del Rosario del Corazón de Jesús Argañarás, nacida el 26 de agosto de 1834 y llevada a la pila bautismal al día siguiente por el doctor don Manuel Malbrán y Muñoz y doña Serapia Argañarás. Fue casada con su deudo, don Justo Argañarás y Olmos (v. Rama Segunda) y murió el 23 de diciembre de 1888.[79]
               6) Don Gamaliel Argañarás, que nació por 1835, fue diputado provincial en 1873 y 1880 y murió en Córdoba el 9 de febrero de 1897.[80] Casó dos veces: 1°) con doña Josefa Lagos y 2°) en Ojo de Agua, Santiago del Estero, el 4 de noviembre de 1889 con doña Teodora Cantisano, nacida en 1862, hija legítima de don Antonio Cantisano y doña Inocencia Jiménez.
               7) Doña Serapia Ambrosia Manuela Argañarás, nacida el 21 de marzo de 1836 y bautizada al día siguiente.[81]
               8) Don Jordán Gonzalo de los Reyes Argañarás, que nació el 8 de enero de 1838 y recibió el bautismo al día siguiente, bajo el padrinazgo de don Pablo Pastor y doña Petrona Pastor. Se avecindó en Ojo de Agua, Santiago del Estero, donde era juez de paz en 1877 y casó con doña Zoila Argañarás y Argañarás, su parienta (v. Rama Segunda).[82] Hijos:
                   A) Doña Mercedes Argañaraz.
                   B) Doña Trinidad Argañaraz.
                   C) Doña Zoila Argañaraz.
                   D) Don Manuel Argañaraz.
               9) Don Arquelao Argañarás, de quien no hemos podido obtener datos, pero cuyo nombre figura en una memoria familiar escrita por Jorge Humberto Argañarás Luque.
            10) Doña María Marta del Carmen Argañarás, religiosa del Huerto, muerta en Tucumán en 1916.
            11) Don Manuel Moisés Argañarás, que se traslada a IV.

               IV) DON MANUEL MOISÉS ARGAÑARÁS Y MALBRÁN nació en la ciudad de Córdoba el 25 de noviembre de 1840, siendo bautizado al día siguiente bajo el padrinazgo de don Mariano Vicente González y doña Petronila González.[83] El 21 de noviembre de 1874 fue designado por el gobernador Enrique Rodríguez, teniente 1de la 4compañía de Guardias Nacionales,[84] y el 11 de enero de 1888 compró a Ramón Guerra y Donato Juez un terreno en el pueblo de San Vicente al precio de 1.240 pesos.[85] Tenía su casa en calle Lima 749 y murió tras larga y penosa enfermedad demencia senil el 26 de setiembre de 1916, siendo sepultado al día siguiente en el cementerio San Jerónimo.[86]
               El presbítero doctor don David Luque lo había casado en la iglesia del monasterio de Santa Catalina el 7 de enero de 1865 con DOÑA FELIPA JOAQUINA PASTORA MALDONADO, conocida como Pastora, nacida en Río Cuarto el 23 de agosto de 1847 y muerta en Córdoba el 25 de agosto de 1913.[87] Era hija legítima de don Juan Antonio Maldonado, nacido en Río Cuarto y muerto en San Nicolás de los Arroyos, y de doña Felisa Mercedes Vaz, catamarqueña.[88] Sus abuelos paternos eran don José María Maldonado e Irusta, comandante de milicias y propietario de la estancia del Pantanillo en Río Cuarto, y doña Rosario Cabral. Los maternos eran el capitán de cívicos y regidor de Catamarca don Fernando Vaz y Yegrós, cordobés, y doña Casiana Fernández de Córdova y Liendo, natural de Catamarca.
               El matrimonio Argañarás-Maldonado procreó los hijos siguientes:

               1) Doña Pastora Javiera Argañarás, nacida en 1866 y fallecida soltera en agosto de 1955, en casa de su hermana María.
               2) Doña Felisa Juana Argañarás, nacida en 1867, casó en 1891 con el riocuartense don Manuel Antonio Ortiz, hijo legítimo de don Manuel Ortiz y doña Nemesia Zárate (c.s.).[89]
               3) Don Rafael Valentín de la Trinidad Argañarás, nacido en 1870, procurador, pasó a vivir a Buenos Aires a donde murió en 1945. Casó en 1898 con doña Mercedes Luque, hija legítima de don Facundo Luque y Luque y doña Secundina Eloísa Torres y Moyano. Sus hijos:
                   A) Rafael Franklin Elías Argañaraz Luque, muerto soltero.
                   B) Jorge Humberto Argañaraz Luque, profesor de Lingüistica de la Universidad Nacional de Córdoba, muerto soltero en Buenos Aires el 13 de junio de 1978.
                   C) Lauro Argentino Argañaraz Luque, nacido en 1907, teniente coronel, casó en San Miguel de Tucumán el 15 de abril de 1936 con Emma Nilda Pondal, hija legítima del escribano don Roque Francisco Pondal de la Zerda y doña María Torres y López.[90] Fueron padres de:
                 a) Teresa María Mercedes Argañaraz, casada con el doctor León Jorge Molina Morra, médico, hijo legítimo del doctor Luis Eduardo Molina y Posse y María Felisa Morra y Vidal (c.s.).
                 b) Nilda Marta Hildegarda Argañaraz, muerta soltera y
                 c) Roque Rafael Argañaraz, muerto en enero de 2004.
                   D) Octavio Manuel Argañaraz Luque, casado con Clara Carolina Ketzner, padres de:
                 a) Rafael Enrique Argañaraz.
                 b) Clara Teresa Argañaraz y
                 c) Ada Beatriz Argañaraz.
                   E) Rafael Valentín Argañaraz Luque, que casó con Sara Galdós Etchepare, en la que tuvo a:
                 a) Ramiro Argañaraz y
                 b) Juan Manuel Argañaraz.
                   F) Ada Selva Argañaraz Luque, casada con el doctor Marcelo Moreno Ocampo, bioquímico (c.s.).
                   G) Gustavo Armando Argañaraz Luque, casado con Ana Correa Morales, de los que nació:
                 a) Gustavo Armando Argañaraz.
                   H) Federico Guillermo Argañaraz Luque, soltero y
                    I) Carlos Rolando Argañaraz Luque, también soltero.
               4) Doña Eufemia Efigenia Rosario Argañarás, nacida el 21 de setiembre de 1875 y bautizada dieciséis días más tarde. Fue religiosa franciscana y murió en San Juan.[91]
               5) Doña María Mercedes Argañarás, conocida como María, nació en Córdoba el 20 de setiembre de 1876 y murió el 25 de setiembre de 1968. Casó el 22 de noviembre de 1894 con el escribano don Prudencio Daniel Bustos, diputado, senador, etc., nacido el 11 de diciembre de 1867 y muerto el 11 de enero de 1934, hijo legítimo de don Prudencio Bustos y Cabanillas y doña Juana Ceballos y Losa Bravo (c.s.).
               6) Don Manuel Gamaliel Argañarás, muerto soltero.
               7) Don Lauro Miguel Argañarás, también muerto soltero a los veintitrés años.
               8) Don José María Argañarás, nacido el 8 de julio de 1886 y muerto el 4 de setiembre de 1978. Casó con doña Clara Luisa Casas, muerta en octubre de 1985, hija legítima de don Jerónimo de las Casas y Ceballos y doña Carolina Tassini. Padres de:
                   A) José María Argañarás, médico, que murió soltero en Tucumán el 21 de julio de 1973.

*          *          *

RAMA SEGUNDA

               I) DON IGNACIO DE ARGAÑARÁS, nacido en San Miguel de Tucumán y bautizado en marzo de 1735 como Nicolás Ignacio.[92] Se radicó en el norte de Córdoba y contrajo matrimonio en la capilla de Caminiaga el 31 de julio de 1754[93] con DOÑA FRANCISCA JACINTA DE ARCE Y CABRERA, nacida por 1722 hija legítima del capitán Francisco de Arce Villavicencio, riojano, sepultado en Caminiaga el 24 de julio de 1725 y de doña María de Cabrera; nieta paterna del capitán Andrés Pérez de Arce y doña Manuela de Barros Sarmiento y nieta materna del capitán don Luis de Cabrera y Argüello y doña Jacinta Suárez de Cabrera y Ramírez de Velasco.[94] El 13 de noviembre de 1784 don Ignacio vendió en Córdoba a don José Domingo Santillán, vecino de Santiago del Estero, sus derechos a un solar en su ciudad natal, que había heredado de sus padres, al precio de 80 pesos. En la misma escritura revocó la donación que había hecho en favor de su hermano don Felipe, por no haber cumplido con las condiciones que le impuso.[95] Fueron sus hijos:

               1) Don José Antonio Argañarás, que continúa en II.
               2) Don Francisco Javier Argañarás, que pasa a VIII.
               3) Doña María Josefa Argañarás, nacida por 1758, casada con don Vicente Fernando Novillo, nacido por 1760, hijo legítimo del maestre de campo don Jacinto Novillo y Herrera y doña Ana Leocadia de Carranza y Cabrera (c.s.).[96]
               4) Doña María de los Angeles Argañarás, nacida por 1764 y muerta soltera.
               5) Doña Juana Rosa Argañarás, nacida por 1769, también muerta soltera.

               II) DON JOSÉ ANTONIO ARGAÑARÁS Y ARCE, que aparece también como José Andrés, nacido por 1755, fue sepultado en San Pedro norte el 4 de marzo de 1818[97], contrajo matrimonio en Tulumba con DOÑA MARÍA DEL CARMEN NOVILLO, nacida por 1763, hija legítima del Maestre de campo don Jacinto Novillo y doña Ana Leocadia de Carranza; nieta paterna de Mateo Novillo Mercadillo y doña María de Herrera y Guzmán, y nieta materna de don Francisco Javier de Carranza y Herrera y doña Josefa de Cabrera y Gigena Santisteban.[98] Tuvo por hijos a:

               1) Doña María Eugenia Argañarás, nacida por 1790.
               2) Doña María Irene Argañarás, nacida por 1793, contrajo matrimonio en Tulumba el 26 de noviembre de 1817 con su primo don Tomás Novillo, hijo legítimo de don José Ignacio Novillo y Carranza y doña María Antonia Espinosa y Saavedra (c.s.).[99]
               3) Doña María Norberta Argañarás, nacida por 1794, soltera, tuvo una hija natural llamada:
                   A) Doña Evarista Argañarás, muerta en 1857, contrajo matrimonio con su pariente don Francisco Montenegro, hijo legítimo de don Clemente Montenegro y Villarreal y doña Josefa Novillo y Espinosa (c.s.).
               4) Doña María Antonia Argañarás, nacida por 1795, casada con don José Eugenio Novillo y Moyano, hermano de su cuñada doña Silvestra (v. infra– c..s.).
               5) Don José Ildefonso Argañarás, nacido por 1796 y oleado en Caminiaga el 20 de febrero de 1797, contrajo matrimonio en la iglesia de San Roque, Córdoba el 30 de marzo de 1833 con doña Silvestra Novillo, su prima hermana, nacida por 1800 y muerta en Córdoba el 22 de setiembre de 1870, hija legítima de don José Gregorio Novillo y Carranza y doña Isabel Moyano y Ferreyra. Viuda, doña Silvestra casó en segundas nupcias el 14 de abril de 1845 con don Andrés Castellanos, viudo de doña Petrona Arballo y Ustáriz (s.s.).[100] Con don José Ildefonso tuvo a:
                   A) Don Tomás Miguel Argañarás, abogado, constituyente en 1912, contrajo matrimonio  en Córdoba el 17 de febrero de 1870 con doña Rebeca Garzón Duarte, hija legítima de don Félix Garzón y Rosales, natural de Marín, Galicia y de doña Juana Luisa Duarte y Caballero.
                   B) Doña María Argañarás, que contrajo matrimonio en Córdoba el 19 de mayo de 1857 con don Eloy Guillermo Castellanos, hijo legítimo de su padrastro, don Andrés Castellanos y de doña Petrona Arballo y Ustáriz (c.s.).
               6) Don José Bruno Argañarás, que pasa a III.
               7) Don Domingo Ignacio Argañarás, de quien no tenemos más datos.

               III) DON JOSÉ BRUNO ARGAÑARÁS Y NOVILLO, vecino de Tacoyaco, Departamento Sobre Monte, propietario de las estancias de El Milagro, El Espinillo y El Horno. Nació por 1800 y murió en San Francisco del Chañar el 8 de agosto de 1849. Contrajo matrimonio por 1825 con su parienta DOÑA ROSA OLMOS, nacida hacia 1803, testó en Córdoba el 24 de setiembre de 1880 y murió el 21 de marzo de 1882, hija legítima de don Paulino Olmos y doña Margarita Novillo; nieta paterna de don Estanislao de Olmos y Ladrón de Guevara y doña Josefa de Cabanillas y Amuchástegui, y nieta materna de don Juan Justo Novillo y Carranza y doña Mariana Peralta y Juárez. Fueron padres de:

               1) Doña Eusebia Argañarás, muerta niña.
               2) Doña Eloisa Argañarás, también muerta párvula.
               3) Doña Zoila Argañarás, casada con su pariente, don Francisco Argañarás y Perea (v. infra).
               4) Don Pablo Argañarás, que sigue en IV.
               5) Don Antolín Argañarás, que se detalla en VI.
               6) Don Justo Pastor Argañarás, que vivía en calle Belgrano 44, muerto ya en 1886, compró a su madre la estancia El Horno el 1 de noviembre de 1858 en 600 pesos bolivianos. Casado con doña Reginalda Luisa del Rosario Argañarás, hija legítima del licenciado don José Manuel Argañarás y Palavecino y doña Josefa Malbrán y Muñoz (v. Rama Primera), en la que tuvo los hijos siguientes:
                   A) Doña Josefa Argañarás, nacida en 1866, contrajo matrimonio por 1889 con don Pedro Dioclesio Silva, nacido en San Juan por 1863 y muerto en Córdoba en 1929, concejal en 1905/6, hijo legítimo de don Martín Silva y Leguizamón y doña Vicenta de los Dolores Echegaray y Astorga (c.s.).
                   B) Doña Cenaida Argañarás, soltera.
                   C) Doña Virginia Argañarás, también soltera.
                   D) Don Justo S. Argañarás, nacido por 1874, contrajo matrimonio en Córdoba en 1907 con doña Luisa Casas, vocal del Consejo Provincial de Educación, hija legítima de don Nazario Casas e Ibarra, senador provincial y doña Victoria Vivanco y Bustos (s.s.).
               7) Doña Fabriciana Argañarás, casada con don Rosauro Montenegro (c.s.).

               IV) DON PABLO ARGAÑARÁS Y OLMOS, vecino de Córdoba (25 de Mayo 73) dueño de la estancia de Corral de Marcos, en Departamento Sobre Monte, en condominio con sus hermanos Justo y Antolín. Contrajo matrimonio en Rio Seco en 1850 con DOÑA LUCINDA ESPINOSA, hija legítima de don Escolástico Espinosa y doña Petrona Juárez, y nieta materna de don José Ignacio Juárez y doña Luisa César. Sus hijos fueron:

               1) Don Gonzalo Argañarás, también llamado Gundisalvo, nacido por 1855, propietario de las estancias de Las Mercedes y Lucle contrajo matrimonio en Córdoba el 29.IX.1879 con doña Mercedes Carreras, hija legítima de don Juan Carreras y González de Lara y doña Rosa Argañarás y Pérez (hija legítima de su vez de don José Buenaventura Argañarás y Argüello y doña Inés Pérez Zabala; nieta paterna de don José León Argañarás, nacido por 1774, vecino de Villa del Rosario y doña Justa Argüello y Fernández). Hijos:
                   A) Don José María Argañarás, casado con doña María Esther Carreras, su prima, hija legítima de don Porfirio Carreras y Argañarás y doña María Argento y Ferreyra (s.s.).
                   B) Doña Adela Rosa Argañarás, nacida por 1888 y casada con don Isaías Gil Pueyrredón, hijo legítimo de don Julián Gil y Moyano y doña Rosa Pueyrredón y Martínez (s.s.).
                   C) Doña María Esther Argañarás, casada con el ingeniero don Emilio Lecube, natural Santiago del Estero (s.s.).
                   D) Doña María Teresa Argañarás, casada con el doctor don Luis Horacio Novillo (c.s.).
                   E) Doña Alicia Argañarás, muerta en 1993, casada con el escribano don Luis Fernando Ferreyra (c.s).
                   F) Doña Mercedes Argañarás, muerta soltera el 2 de julio de 1910.
               2) Don Salvador Argañarás, que sigue en V.
               3) Doña Rosa Argañarás.
               4) Doña Eleuteria Argañarás, nacida por 1858, contrajo matrimonio en 1881 con don Ezequiel Morcillo, hijo legítimo de don Samuel Morcillo y Delgado y doña Petrona Carranza y González.
               5) Doña Lucinda Argañarás, nacida en 1866, contrajo matrimonio el 3 de enero de 1889 con el doctor don José María Valdés, abogado, nacido en Córdoba por 1859, hijo legítimo de don José María Valdés y doña Tránsito Santillán (c.s.).
               6) Don Pablo S. Argañarás, abogado, constituyente 1900 y 1912, ministro de Hacienda del gobernador don José V. de Olmos, primer presidente de la Caja de Jubilaciones, contrajo matrimonio con doña Francisca Beltrán, hija legítima de don Lino Beltrán y Talavera, vecino de Santiago y doña Mercedes Alcorta (s.s.).

               V) DON SALVADOR ARGAÑARÁS Y ESPINOSA, nacido en 1859, contrajo matrimonio en Córdoba el 15 de octubre de 1886 con DOÑA MARÍA DEL ROSARIO ÁLVAREZ (velados el 28 de mayo de 1887), nacida por 1867, hija legítima de don Guillermo Álvarez y doña María del Rosario Centeno; nieta paterna de don Ildefonso Antonio Álvarez (de Condarco) y Sánchez de la Madrid y doña Mauricia Antonia Gómez y Olmos de Aguilera, y nieta materna de don Paulino Centeno y Carranza y doña Jenuaria Arias de Cabrera y Ortiz. Dicho matrimonio procreó a:

               1) Salvador Ramón Argañarás, nacido en Córdoba el 29 de agosto de 1887, graduado doctor en Derecho en 1912, contrajo matrimonio en Córdoba el 12 de diciembre de 1914 con María Maldonado Allende, nacida el 8 de agosto de 1891, hija legítima de don Julio Segundo Maldonado y Altamira y doña María Allende y Cáceres. Tuvo estos hijos:
                   A) Julio Salvador Argañarás, nacido el 12 de octubre de 1915 y muerto el 30 de octubre de 1915.
                   B) María Eugenia Reyes del Perpetuo Socorro Argañarás, que contrajo matrimonio el 24 de junio de 1941 con el doctor Hugo de la Roza Igarzábal, abogado, subsecretario de Seguridad Social de la Nación, hijo legítimo de Raúl de la Roza y Rojo, sanjuanino y de María Aurora Igarzábal y Lascano (c.s.).
                   C) Raquel Josefina Argañarás, que contrajo matrimonio el 12 de diciembre de 1936 con el doctor Carlos Emilio Crespo, abogado, procurador del Tesoro, hijo legítimo del doctor Aurelio Crespo y Moyano y de Angélica Caballero y Suárez (c.s.).
                   D) Beatriz Ignacia Argañarás, que contrajo matrimonio el 7 de diciembre de 1948 con el ingeniero Juan Antonio Álvarez Ocampo, hijo legítimo del doctor Juan Antonio Álvarez y Díaz y de María Silvia Ocampo Usandivaras (c.s.).
                   E) Elsa Susana Argañarás, que contrajo matrimonio el 14 de enero de 1953 con el escribano Mauricio Alberto Ferrari, hijo legítimo de Alberto Ferrari y Ana Nacello. Radicados en Bahía Blanca (c.s.).
                   F) María Elena Argañarás, que contrajo matrimonio el 14 de enero de 1953 con el doctor Miguel Angel Bustos Vocos, abogado, presidente de la Cámara Federal de Apelaciones, hijo legítimo del doctor Miguel Ángel Bustos Moyano y María Luisa Vocos Ruiz (c.s.).
               2) Alfredo Argañarás, escribano, casado con Elina del Prado, hija legítima de don Ignacio del Prado y Márquez y doña Dominga Figueroa y Martínez. Sus hijos:
                   A) José Alfredo Argañarás, abogado, muerto soltero.
                   B) Susana Argañarás, casada con Jorge Ernesto Rodríguez Lascano, hijo legítimo de Ernesto Rodríguez de la Torre y de Cecilia Lascano Reyna (c.s.).
                   C) Victoria Argañarás, casada con el ingeniero Roberto Apfelbaum, ministro de Obras Públicas de la Provincia y presidente del Banco Nacional de Desarrollo, hijo legítimo de Abraham Apfelbaum y de Amalia Martínez (c.s).
                   D) Graciela Argañarás, que contrajo matrimonio el 22 de noviembre de 1947 con el coronel Carlos Alberto Escobar, hijo legítimo del general Alfredo Pedro Escobar y de Elvira Casinelli (c.s.).
                   E) José Ignacio Argañarás, casado con Cora Lia Sánchez, padres de:
                        a) José Ignacio Argañarás.
                   F) Georgina Argañarás, soltera.
               3) Concepción Argañarás, casada con José Luis de Zavalía, hijo legítimo del general don Angel Gregorio de Zavalía y Gómez y doña Edelmira Hernández Ortiz (c.s.).
               4) Carlos Julio Argañarás, muerto soltero.
               5) Angélica Argañarás, también muerta soltera.
               6) Julio Argañarás, asimismo muerto soltero.

               VI) DON ANTOLÍN ARGAÑARÁS Y OLMOS, llamado también Antonino, copropietario de la estancia de Corral de Marcos, en donde vivía. Contrajo matrimonio 1º) con DOÑA MANUELA CÉSAR, hija legítima de don Justino César y doña Dolores García Isasa; Nieta paterna de don Pedro Regalado César y Gómez y doña María Rosa Bulacia, y nieta materna de don Francisco García y Díaz y doña Tránsito de Isasa y Ponce de León. Contrajo matrimonio 2º) con DOÑA CLEMENTINA MONTENEGRO. del primer matrimonio nacieron:

               1) Don Aurelio Argañarás, que contrajo matrimonio 1º) con doña Tránsito Infante y 2º) con doña Eloisa Caamaño (c.s. en ambos).
               2) Don Justino Argañarás, que se traslada a VII.
               3) Doña Amelia Argañarás, que contrajo matrimonio en 1891 con don Aparicio Chapo y Herrera, natural de Catamarca, hijo legítimo de don Juan de Dios Chapo y Godoy, correntino, y doña Eduviges Herrera y Astorga, catamarqueña.
               4) Doña Rosario Argañarás, nacida por 1876, contrajo matrimonio en 1899 con don Adolfo Ageret, correntino, hijo legítimo de don Hipólito Ageret y doña Eladia Gueikel.
               5) Doña Manuela Argañarás, casada con don Leonidas Ataide (c.s.)

               Del 2º matrimonio de don Antolín Argañarás nacieron:

               6) Don Horacio Argañarás, casado con doña María Hortensia Montenegro, haciéndola madre de:
                   A) Alfredo Argañarás.
                   B) Zulema Argañarás.
                   C) Inés Argañarás.
                   D) Guillermina Argañarás.
                   E) Berta Argañarás.
                   F) Daniel Argañarás.
                   G) Ana Rosa Argañarás.
               7) Doña Clara Argañarás, casada con don Miguel Serrano (c.s.).
               8) Doña Catalina Argañarás, casada con don Lutgardis Montenegro, hijo de don Eleodoro Montenegro y doña Eduvijes Olmos (c.s.).
               9) Doña María Argañarás, casada con don Andrés Juárez (c.s.).
             10) Don Antolín Argañarás, casado con doña Rosario Montenegro (c.s.).
             11) Doña Julia Argañarás, soltera.       

               VII) DON JUSTINO ARGAÑARÁS Y CÉSAR, dueño de las estancias Graciela y Máscaras, casado con DOÑA MERCEDES OLIVA, hija legítima de don Herminio Oliva y Freites y doña Francisca Echegoyen y Chávez. Procrearon los hijos siguientes:

               1) Francisca Argañaraz, casada con José Rosauro Montenegro (c.s.).
               2) Emma Argañaraz, casada con Rodolfo Monguillot Olmos (c.s.).
               3) Justino Argañaraz, soltero.
               4) Mercedes Argañaraz, casada con Francisco Julio Loza, hijo legítimo de don Francisco Segundo Loza y Rodríguez y doña Carmen Monguillot Olmos.
               5) Luis Carlos Argañaraz, casado con Guillermina Aguerre, padres de:
                   A) Luis Carlos Argañaraz, casado con Susana Rosetto, hija legítima de Miguel Rosetto y Delia Casas Ocampo. Padres de:
                        a) Luis Carlos Argañaraz.
                        b) Miguel Argañaraz.
                        c) Gabriel Argañaraz y
                        d) Susana Argañaraz.
                   B) Eduardo Argañaraz, casado con Estela Franceschini, padres de:
                        a) Marcelo Eduardo Argañaraz, abogado.
                        b) Pablo Argañaraz y
                        c) Esteban Argañaraz.
                   C) María Esther Argañaraz.
               6) Arturo Argañaraz, senador provincial, casado con doña María Justina Ataide, a la que hizo madre de:
                   A) Arturo Argañaraz, casado con María Mercedes Montenegro, en la que tuvo a:
                        a) Arturo Humberto Argañaraz.
                        b) Elena Argañaraz y
                        c) María Cecilia Argañaraz.
                   B) Justino Misael Argañaraz.
                   C) Yolanda Argañaraz, casada con Sócrates Tello (c.s.).
                   D) Mercedes Argañaraz.
               7) María Amelia Argañaraz, casada con Domingo Ataide (s.s.).
               8) María Elena Argañaraz, casada con Oscar Córdoba (c.s.).
               9) Tristán Argañaraz, casado con Otilia Lescano, padres de:
                   A) Tristán Argañaraz, casado con María Isabel Jodar, en la cual tuvo a:
                        a) Alfredo Mario Argañaraz y
                        b) Justino César Argañaraz, casado con María Elena Gómez y padre de Yamila y Ernesto Vladimiro Argañaraz.
            10) Graciela Argañaraz, casada con Alfredo Lescano (c.s.).

               VIII) DON FRANCISCO JAVIER ARGAÑARÁS Y ARCE, que aparece también como Francisco Tomás, era como ya dijimos, hijo legítimo de don Ignacio de Argañarás y Abreu de Figueroa y doña Jacinta de Arce y Cabrera. Fue casado con DOÑA MARÍA JOSEFA NOVILLO, nacida por 1773, hija legítima de don Juan Justo Novillo y doña Mariana Peralta; nieta paterna del maestre de campo don Jacinto Novillo y Herrera y doña Ana Leocadia de Carranza y Cabrera, y nieta materna de don Miguel de Peralta Paz y Figueroa y doña Josefa Casilda Suárez de Cabrera y Albornoz.[101]

               1) Don Pedro José Argañarás, que pasa a IX.
               2) Don José Albino Argañarás, nacido por 1795, contrajo matrimonio en Caminiaga el 19 de abril de 1814 con doña Ramona Montenegro, hija legítima de don Vicente Montenegro y doña Concepción Gigena (c.s.).[102]
               3) Don Andrés Argañarás, nacido por 1799 y casado con doña María del Rosario Contreras (c.s.).
               4) Don Angelino Argañarás, nacido por 1806 y casado con doña Cesárea Rivero y padre de:
                   A) Don Eulogio Argañarás.
                   B) Don Gumersindo Argañarás.
                   C) Don Estaurofilo Argañarás.
                   D) Don Anselmo Argañarás.
                   E) Don Froilán Argañarás, casado con doña Petrona Allende, su deuda, hija legítima de don Manuel Jesús Allende y doña Micaela Montenegro Argañarás (c.s.).
               5) Don Celedonio Argañarás, nacido por 1810.
               6) Doña Mercedes Argañarás, que contrajo matrimonio el 16 de diciembre de 1827 con don Juan Bautista Cáceres, vecino de Piscohuasi, hijo legítimo de don José Ignacio Cáceres y Toledo Pimentel y doña Andrea Ozán y Suárez.
               7) Don Juan Ángel Argañarás, oleado de un año en Caminiaga el 1° de febrero de 1818, casó allí mismo el 9 de febrero de 1850 con doña Santos Montenegro, viuda de don Ramón Infante (c.s.).[103]

               IX) DON PEDRO JOSÉ ARGAÑARÁS Y NOVILLO, nacido por 1792 y muerto en San Francisco del Chañar el 10 de setiembre de 1849.[104]Vecino de Los Quebrachos, departamento Sumampa, Santiago del Estero, casó con DOÑA JOSEFA PEREA, hija natural de doña Magdalena Perea, en la cual tuvo a:

               1) Don Pedro Lucas Argañarás, conocido como Lucas, vecino de Los Quebrachos, murió en Santiago del Estero el 24 de enero de 1864.[105] Fue casado con doña Jacinta Fernández, muerta antes que su marido, en la que tuvo al menos dos hijos, llamados:
                   A) Don Pedro Argañarás, que contrajo matrimonio en Los Quebrachos el 7 de febrero de 1865 con su prima hermana doble doña Benjamina Amalia Fernández, bautizado en la capilla de la Pampa Grande el 15 de marzo de 1846, hija legítima del coronel don Juan Manuel Fernández y doña María Consolación Argañarás y Perea. Fueron padres al menos de:
                        a) Doña Benjamina Argañarás, que contrajo matrimonio en Sumampa el 22 de febrero de 1890 con don Edelmiro Palma, nacido 1865 y muerto el 25 de marzo de 1921, hijo legítimo de don Juan Palma Carreras y doña Rosa Suárez Olmos (c.s.).
                        b) Don Baudilio Argañarás, nacido en Los Quebrachos por 1878, casó en 1905 con doña María Lucinda Suárez, nacida por 1886, vecino de San Juan de las Manzanas, Totoral, hija legítima de don Gumersindo Suárez (de Cabrera) y Olmos y doña Zoila Suárez y Cabrera. Sus hijos:
                                             a´) Horacio Ángel Argañarás, casado con Victoria Frías.
                                             b´) Zoila Benjamima Argañarás, casada con Hugo Fernández (c.s.).
                                             c´) Pedro Argañarás.
                                             d´) Oscar Argañarás.
                                             e´) María Trinidad Argañarás.
                                             f´) María Angélica Argañarás.
                                             g´) María Lucila Argañarás.
                   B) Don José Argañarás, que contrajo matrimonio en Los Quebrachos el 25 de setiembre de 1853 con doña Felisa Perea, hija legítima de don José María Perea y su segunda mujer, doña Romualda Fernández y Lobo.
               2) Doña María Consolación Argañarás, nacida en 1812 y muerta de pulmonía en Los Quebrachos el 17 de setiembre de 1894, casada con el coronel don Juan Manuel Fernández, nacido por 1808, dueño de la estancia de Las Islas, hermano de su cuñada doña Jacinta (c.s.). Tuvieron al menos 2 hijos:
                   A) Don Napomuceno Fernandez casado con doña María Teresa Sánchez, a la que hizo madre de:
                        a) Doña Encarnación Fernandez, fallecida el 21 de febrero de 1953, contrajo matrimonio con don Domingo Dolores Sanchez, nacido por 1871, hijo legítimo de don Domingo Ignacio Sanchez y doña Bonifacia Marquez.
                   
                   B) Doña Benjamina Amelia Fernandezque contrajo matrimonio en Los Quebrachos el 7 de febrero de 1865 con su primo hermano doble don Pedro Argañarás hijo legitimo de don Pedro Lucas Argañarás y Perea y de doña Jacinta Fernandez
               3) Don Basilio Argañarás, que contrajo matrimonio en Sumampa el 8 de agosto de 1846 con doña Rufina Novillo, su parienta, viuda de don Manuel Cáceres e hija legítima de don Tomás Novillo y Espinosa y doña María Irene Argañarás y Novillo.
               4) Don Francisco Argañarás, vecino de San Francisco del Chañar, departamento Sobre Monte, propietario de las estancias El Milagro y El Espinillo y de campos en El Chaco, muerto el 16 de setiembre de 1869. Contrajo matrimonio en 1848 con su prima segunda Doña Zoila Argañarás y Olmos (v. supra), a la que hizo madre de:
                   A) Doña Josefa Argañarás, nacida en 1856 y muerta en Córdoba el 17 de marzo de 1875, casada con don Andrés Paz, nacido en Córdoba el 9 de diciembre de 1844 y muerto allí mismo el 4 de febrero de 1897, hijo legítimo de don Pedro Paz y Gigena y doña Manuela Rodríguez y Montenegro (s.s.).
                   B) Doña Clemira Argañarás, que para 1886 era soltera y vivía en casa de su abuela materna, en calle Belgrano 44.
                   C) Doña Zoila Argañarás, que heredó la estancia El Espinillo y casada con don Jordán Gonzalo de los Reyes Argañarás Malbrán, Juez de paz en Ojo de Agua en 1877 (c.s.) (v. Rama Primera).
                   D) Don Francisco Segundo Argañarás, juez pedáneo de San Francisco del Chañar en 1877, casado con doña Rosa Montenegro, padres al menos de:
                        a) Doña María Arminda Argañarás, nacida por 1880, contrajo matrimonio por 1898 con don Escolástico Mayorga, nacido por 1860, hijo legítimo de don Justo Mayorga y doña Juana Coronado (c.s.).
                   E) Don Antonio Argañarás, de quien no tengo datos.
               5) Don Juan Argañarás, que contrajo matrimonio en Ojo de Agua, Santiago del Estero, el 30 de diciembre de 1858 con Juana Díaz, hija natural de Petrona Díaz.

*          *          *

[1] Para una información más completa y actualizada de la ascendencia de don Francisco de Argañarás y Murguía, cfr. BUSTOS ARGAÑARAZ, Prudencio, Nuevos aportes para una biogenealogía de don Francisco de Argañarás, en Revista del Centro de Estudios Genealógicos de Salta N° 2, Salta, 2003. Cfr. asimismo las siguientes fuentes: MARQUÉS DE TOLA DE GAYTÁN, Parientes mayores de Guipúzcoa, señores del palacio casa-fuerte de Murguía en Astigarraga, en Revista Internacional de Estudios Vascos, año XXV , 1934 ; AGUINAGALDE, Francisco Borja de, La Genealogía de los solares y linajes guipuzcoanos bajomedievales, reflexiones y ejemplos, apud DÍAZ DE DURANA ORTIZ DE URBINA, José Ramón, La lucha de bandos en el País Vasco: de los parientes mayores a la hidalguía universal, País Vasco 1998, págs. 198 a 201; LOZANO, Pedro S.J., Historia de la Conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, tomo 4, Buenos Aires 1874, págs. 400 y 401. Cfr. ZENARRUZA, Jorge G. C., Crónicas para una futura historia de Jujuy, estado federal argentino, Libro 1°, tomo III, Buenos Aires 1994, pág. 230 et passim y ALDABALDETRECU, Roque, Casas solares de Gupúzcoa, Deva 1979, pág. 75 et passim.
[2] La casa de Berástegui, sita en la villa epónima, partido judicial de Tolosa, en la frontera de Guipúzcoa y Francia, era solar de parientes mayores y gozaba, junto con las de Argañarás y Ugarte, del privilegio de postular al abad de la iglesia y abadía Santa María de Ugarte. Sobre su fachada principal se encuentran, labradas en piedra y unidas por una arraba, las armas de Berástegui y Lazcano. Corría también por las venas de doña María López de Berástegui la sangre de los señores de las casas de Yarza, Alcega, Amézqueta, Lazcano y Otein, que al igual que las de Argañarás y Murguía, pertenecían a la parcialidad oñacina en las llamadas luchas de bandos, que dominaron la política del país vasco durante los siglos XIV y XV. También sumó esta señora a su descendencia un nada desdeñable aporte de sangre real.
[3] El palacio casa-fuerte de Murguía, sito en la villa de Astigarraga, cercana a San Sebastián, era una de las veinticuatro casas de parientes mayores que existían en Guipúzcoa, cuyos señores, caudillos principales del bando oñacino, recibían de parte de los reyes el mismo tratamiento de parientes que los ricohombres de Castilla y Aragón. Se trata de un suntuoso palacio medieval que incluye el patronato de Santa María de Murguía, iglesia gótica del siglo XIII que se levanta junto a él. Sus actuales propietarios son los señores marqueses de Valdespina, condes de Faura y Almenara, descendientes de don Francisco de Argañarás y Murguía (Cfr. MARQUÉS DE TOLA DE GAYTÁN y AGUINAGALDE, Francisco Borja de, op. cit.
[4] Obra en nuestro poder la fotocopia de un traslado de dicha ejecutoria fechado en San Salvador de Jujuy el 5 de abril de 1625, que se encuentra en el archivo del palacio de Murguía. Lo debemos a la generosidad de don Francisco Borja de Aguinagalde.
[5] Archivo Histórico de Córdoba (en adelante A.H.C.), Sección Judicial, Escribanía N° 1, leg. 116, expte. 1, apud BUSTOS ARGAÑARAZ, Prudencio, Facciones y banderías en la Córdoba del siglo XVII, Córdoba 1994, pág. 22.
[6] Archivo Histórico de Salta (en adelante A.H.S.), Carpeta 5, Protocolos 80, f. 173, apud FLORES CANCLINI, Jorge G., La Genealogía en Salta y la primitiva sociedad, en Revista N° 1 del Centro de Investigaciones Genealógicas de Salta, Salta 1999, pág. 431.
[7] Archivo Arquidiocesano de Córdoba (en adelante A.A.C.), Matrimonios 1 Catedral, f. 132.
[8] A.A.C. Bautismos 1 Catedral, f. 100.
[9] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, Don Jerónimo Luis de Cabrera (1538-1574) Origen y descendencia, Córdoba 2003.
[10] A.H.S., Carpeta 5, Protocolos 80, f. 173 apud FLORES CANCLINI, op. cit.
[11] A.A.C. bautismos 1 Catedral f. 162.
[12] Archivo Histórico de Tucumán (en adelante A.H.T.), Sección Actas Capitulares, vol. 4, fs. 111 y 162vo.
[13] Ibíd., Sección Protocolos, serie A, vol. 5, f. 135.
[14] Cfr. COROMINAS, Jorge, Los vascos en Tucumán, origen y descendencia (1565-1810), en Los Vascos en América, tomo III, Buenos Aires 1996, pág. 135.
[15] Cfr. LIMA GONZÁLEZ-BONORINO, Jorge F., Los Abreu y Figueroa en la gobernación del Tucumán, en Boletín N° 4 del Centro de Estudios Genealógicos de Buenos Aires, Buenos Aires 1990, pág. 72.
[16] Cfr. COROMINAS, Jorge, op. cit.
[17] Cfr. DAUMAS DE PONCIO, Ana María, Índice de estudiantes de la Universidad de Córdoba, vol. 1 (1670-1767) Córdoba 1968, pág. 15.
[18] A.H.T., Sección Actas Capitulares, vol. 5, fs. 41 a 139.
[19] A.H.C., Sección Protocolos, , Reg. N° 1, 1749/50, f. 150vo.
[20] Ibíd., Sección Judicial, Escribanía N° 1, leg. 310, expte. 4.
[21] Ibíd., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1750, f. 241. La lista es la siguiente: general don José de Galarza, sargentos mayores don José de los Reyes Marmolejo, don Juan Calvo de Arana y don Tomás de Allende, comisario don José Joaquín de Mendiolaza, capitanes don Andrés de Lazcano, don Domingo Coarazas, don Pedro José Puche, don José Lorenzo de las Casas, don Juan Coll, don Pedro de Sierra, don Manuel Luján de Medina, don Urbano Pizarro, don Francisco Javier Ponce de León, don Antonio Millán, don Juan Antonio de la Bárcena, don Fernando de Medina y don Nicolás García Gilledo, todos “vecinos de esta dicha ciudad, mercaderes tratantes, entrantes y salientes”, además de don Martin de Perales, don Francisco Antonio de Ayestarán, don Felipe Montenegro, don Juan Bautista de Echeverría, don Diego de Paladea y don José Ripoll, “asimismo mercaderes tratantes y residentes en esta ciudad”.
[22] Ibíd., ibíd., Escribanía N° 2, leg. 26, expte. 10.
[23] Ibíd., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1758, f. 372.
[24] A.H.C., Sección Crimen, leg. 8, expte. 1.
[25] Ibíd., Sección Protocolos,  Reg. N° 1, 1757, f. 56vo.
[26] Ibíd., ibíd., ibíd., f. 216.
[27] Ibíd., ibíd., ibíd., f. 263.
[28] Ibíd., ibíd., ibíd., 1758, f. 372.
[29] Ibíd., Sección Judicial, Escribanía N° 1, leg. 348, expte. 7.
[30] Ibíd., Sección Protocolos,  Reg. N° 1, 1746, f. 53.
[31] Ibíd., ibíd., ibíd., 1750, f. 40vo.
[32] Ibíd., Sección Protocolos,  Reg. N° 1, 1760, f. 193vo.
[33] Don Juan José fue sepultado en la iglesia de Santo Domingo el 7 de enero de 1744 dejando tres hijos: doña María Mercedes, don Isidro y doña Catalina, la primera de las cuales casó con don Antonio Domingo Pizarro y Ceballos, del que tuvo descendencia. Don Pedro de Argañarás y su mujer se constituyeron en tutores de los dos menores el 6 de julio de 1755 y al día siguiente dieron libertad a un mulato esclavo llamado Carpio o Policarpio, de propiedad de la niña Catalina, al precio de 270 pesos, “por ser mayor de edad, correr peligro de que se muera y que la dicha menor quede indotada y desvalida” (A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1755, f. 96vo. y 99vo.).
[34] Cfr. BUSCÁ-SUST FIGUEROA, Jorge, Los Figueroa y Mendoza y su raigambre americana, Córdoba 1999 y LAZCANO COLODRERO, Arturo de, Linajes de la Gobernación del Tucumán, tomo 1, Córdoba 1936, pág. 175 et passim.
[35] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit.
[36] A.A.C., bautismos 2 Catedral, f. 77.
[37] A.A.C., Exptes, Matrim. Catedral, leg. 70, expte. 162.
[38] Ibíd., defunciones 4  Cat. f. 151.
[39] Ibíd., matrimonios 2 Catedral, f. 199vo.
[40] Ibíd., bautismos 2 Catedral, f. 92, matrimonios 2 Catedral, f. 79 y Exptes, Matrim. Catedral, leg. 69, expte. 84.
[41] Ibíd., bautismos 2 Catedral, f. 116vo.
[42] Ibíd., ibíd., ibíd., f. 148vo.
     A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1783, fs. 107 y 143.
[43] A.A.C., bautismos 2  Catedral, f. 71.
[44] A.H.C., Sección Judicial, Escribanía N° 4, leg. 2, exptes. 1 y 2.
[45] Ibíd., Sección Gobierno, Caja N° 18, Censo 1778 de la Capital.
[46] Ibíd., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1782, f. 133vo.
[47] Ibíd., ibíd., Reg. N° 2, 1786-91, f. 89vo.
[48] Ibíd., ibíd., Reg. N° 1, 1785, f. 157vo.
[49] Ibíd., Libro auxiliar del ramo de alcabala N° 69.
[50] Destacan los recurrentes “el notorio celo, eficacia y esmero con que el señor marqués de Sobre Monte, siendo gobernador de la Provincia de Córdoba, promovió el establecimiento de esta población y el cultivo de sus minas, contribuyendo con todos los auxilios más oportunos a su fomento, alentó los ánimos de muchas familias nobles, que se condujeron de la ciudad de Córdoba y otras partes, a efectos de poblarse en éste asiento, fijar en él su domicilio, y dedicarse al trabajo y beneficio de las minas de oro, que se ha extraído en mucha cantidad” (Archivo General de la Nación, Sala 9, 32-5-8).
[51] Ibíd., Sección Crimen, leg. 88, expte. 9.
[52] Ibíd., ibíd., leg. 106, expte. 21.
[53] Cfr. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA, Actas Capitulares, libros 44° y 45°, Córdoba 1960, págs. 111, 119, 222, 341, 344 y 460, libros 47° y 48°, Córdoba 1967, pág. 256, libro 49°, Córdoba 1968, pág. 7 y 107.
[54] Archivo de la Merced, Salta, matrimonios 3, f. 16 y bautismos 2, f. 246.
     Archivo del Arzobispado de Salta, Sección Exptes. Matrim., leg. 6, expte. 10.
[55] A.H.T., Sección Protocolos, serie A, vol. 4, f. 390.
[56] A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1824, fs. 85 y 129.
[57] A.G.N., Sala 9, 32-5-8.
     A.H.C., Sección Protocolos, Reg. 3, 1887 f. 1.947.
[58] A.A.C., Exptes. Matrims. S. Agustín, libro 11, expte. y matrimonios 6 S. Agustín, f. 51, partida N° 277
[59] Ibíd., bautismos 3 Catedral, f. 3vo.
[60] A.A.C., bautismos 3 Catedral, f. 82, matrimonios 3 Catedral, f. 29 y Exptes. Matrim. Catedral, leg. 82, expte. 57.
     A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1835, f. 194 y Sección Judicial, Escribanía N° 3, leg. 111, expte. 17.
[61] A.A.C., bautismos 3 Catedral, f. 219, matrimonios 4 Catedral, f. 137, 254 y 277, y Exptes. Matrim. Catedral, leg. 106, expte. 88.
[62] A.A.C., bautismos 4 Catedral, f. 59.
     Archivo de la Universidad de Córdoba, Sección Documentos, libro 4, f. 281.
     A.H.C., Sección Judicial, Escribanía N° 3, leg. 111, expte. 17.
[63] A.A.C., matrimonios 4 Catedral, f. 277 y Exptes. Matrim. Catedral, leg. 115, expte. 100.
[64] A.A.C., bautismos 4 Catedral, f. 59.
[65] Archivo de la Universidad de Córdoba, Sección Documentos, libro 4, f. 283.
     Cfr. DAUMAS DE PONCIO, Ana María, op. cit., pág. 15.
[66] Cfr. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA, Actas Capitulares, libros 47° y 48°, Córdoba 1967, págs. 243 y 383.
[67] A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1824, fs. 85 y 129.
[68] Ibíd., ibíd. Reg. N° 3, 1820/29, tomo 3, f. 314vo.
[69] A.A.C., bautismos 4 Catedral, f. 59.
     Archivo de la Universidad de Córdoba, Sección Documentos, libro 4, f. 281.
     A.H.C., Sección Judicial, Escribanía N° 3, leg. 111, expte. 17.
[70] A.H.C., Sección Crimen, leg. 159, expte. 4.
[71] Ibíd., Censo 1840.
[72] Ibíd., Sección Judicial, Escribanía N° 3, leg. 111, expte. 17.
[73] Ibíd., Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1849, f. 1.
[74] A.A.C., matrimonios 4 Catedral, f. 125 y Exptes. Matrim. Catedral, leg. 106, expte. 11.
[75] A.A.C., bautismos 10 Catedral, f. 200vo.
[76] Ibíd., ibíd., f. 284.
[77] Ibíd., bautismos 11 Catedral, f. 99.
[78] Ibíd., ibíd., f. 200vo.
[79] Ibíd., ibíd., f. 359.
[80] Ibíd., defunciones 14 Catedral, f. 175.
[81] Ibíd., bautismos 12 Catedral, f. 86.
[82] Ibíd., ibíd., f. 231.
[83] A.A.C., bautismos 12 Catedral, f. 466.
[84] Cfr. Compilación de Leyes y Decretos de la Provincia de Córdoba, tomo 4, Córdoba 1876, pág. 80.
[85] A.H.C., Sección Protocolos, Reg. N° 2, 1888, f. 24.
[86] A.A.C., defunciones 4 Pilar, f. 286.
[87] Ibíd., matrimonios 5 Catedral, f. 560 y Exptes. Matrim. Catedral, leg. 142, expte. 44.
[88] Cfr. BUSTOS ARGAÑARAZ, Prudencio, Vaz, en Boletín N° 14 del Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba, Córdoba 1980, pág. 29.
[89] A.A.C., Exptes. Matrim. Catedral, leg. 169, expte. 143.
[90] Archivo parroquial de La Merced, Tucumán, matrim. 41, f. 265, apud TERÁN, Justino, Los Pondal. Aportes genealógicos, en Boletín N° 4 del Centro de Estudios Genealógicos de Tucumán, Tucumán 2004, págs. 66 y 67.
[91] Estampa de bautismo en mi poder.
[92] Archivo de la Compañía de Jesús de San Miguel de Tucumán, libro 2 de bautismos, partida Nº 191.
[93] En la partida matrimonial él aparece sin “don”, a diferencia de la novia, su padre y los testigos, pero el 14 de setiembre de 1774, figura ya con “don”, junto a su esposa, doña CatalinaArze, en Guayascate, como testigos del casamiento de don José Matías Bustamante y doña Francisca de la Llana (Matrimonios 1 Tulumba, f. 40vo.).
[94] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, Don Jerónimo Luis de Cabrera (1528-1574) Origen y descendencia, Córdoba 2003, pág. 519.
[95] Archivo Histórico de Córdoba (A.H.C.), Sección Protocolos, Reg. N° 1, 1784, f. 203.
[96] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., pág. 434.
[97] Defunciones 2 Tulumba, f. 177.
[98] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., pág. 435.
[99] Matrimonios 3 Tulumba, f. 190, y cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., pág. 432.
[100] Bautismos 2, Río Seco, f. 136, A.A.C., Matrimonios 4 Catedral, f. 221vo., y cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., pág. 430.
[101] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., págs. 430 y 222.
[102] Matrimonios 1 Río Seco, f. 23vo.
[103] Cfr. MOYANO ALIAGA, Alejandro, op. cit., pág. 520.
[104] Defunciones 1 Río Seco, f. 40vo.
[105] Archivo de la Catedral de Santiago del Estero, defunciones 2, f. 203, apud FONTÁN GAMARRA, José María, Catedral de Santiago del Estero, libros 1° y 2° de difuntos españoles, San Miguel de Tucumán 1002, pág. 138.